La técnica del envenenamiento ya fue intentada durante la Edad Media para acabar con el Papa Luna, pero la medicina de la época y los conocimientos científicos valieron para salvarle y el papa peñiscolano murió de viejo. La Guardia Civil investiga si Manuela trató de acabar con la vida de su pareja, Federico.

La Guardia Civil detuvo en el transcurso de la operación "epitafio" a Manuela M.A., de 54 años de edad y vecina de Peñíscola, como presunta autora de varios delitos contra el patrimonio, usurpación de estado civil y homicidio.

Las investigaciones de la Benemérita sospecharon que la muerte de su marido (Federico G.R.P.) el pasado 16 de febrero por una causa probable de intoxicación, podría realmente tratarse de un homicidio, según apuntaron fuentes cercanas al caso, por lo que establecieron una investigación paralela.

Una vez obtenidos los permisos judiciales para acceder a la vivienda de la detenida y registrar la misma "se descubrieron numerosas pruebas e indicios que confirmarían que la mujer presuntamente habría suministrado a su pareja pequeñas dosis de una sustancia tóxica en la bebida, provocándole así la muerte".

Puesta a disposición de la autoridad judicial, se decretó el ingreso en prisión por presunto delito de homicidio.

El delito de usurpación de estado civil consiste en la imitación de la personalidad de otra persona para usar de los derechos que le pertenecen. Según sostiene la doctrina, este delito está constituido por la ficción de ser una persona ajena con ánimo de usar de sus derechos.

Los hechos tuvieron lugar en la avenida Inglaterra, una calle poco poblada de la urbanización Atalayas, una de las más veteranas de este municipio turístico de Castelló. En Peñíscola, ayer la noticia sorprendió en plenas fiestas de Carnaval. Pocos conocían a la pareja, que tenía pocos amigos en la localidad.

Aunque sin confirmar, parece que el fallecido habría trabajado en la zona azul del municipio y provendrían de Salamanca él y ella de la provincia de Valencia, aunque la familia del fallecido vivía en la provincia de Guadalajara.

"Al entierro asistió muy poca gente, la viuda y cuatro o cinco personas más", recuerda Mossén Manel, el capellán del pueblo.

Eran conflictivos

Un vecino cercano a la vivienda en la que tuvieron lugar los hechos puso en duda la capacidad de la mujer.

"Era una mentirosa y estaba loca. Eran gente un poco conflictiva y por culpa de su mujer el vecindario les dejó de hablar. Ella era violenta y estoy convencida que era capaz de eso y mucho más", añade este vecino. Al parecer, "ambos bebían mucho".