El niño asesinado de una brutal paliza en el entorno familiar y arrojado a las vías del tren en una maleta junto al apeadero de La Argañosa, en Oviedo, está plenamente identificado, así como el piso en el que residía, en la capital asturiana, con su familia. Según fuentes próximas a la investigación se trata de un menor de entre dos y tres años, de origen árabe, que si bien no vivía en el barrio, sí en una zona relativamente próxima al lugar del hallazgo. Al cierre de esta edición, los agentes de la Policía Nacional asignados al caso aunaban esfuerzos para tratar de localizar a los tutores del menor. Todo apunta a que podrían haber abandonado la ciudad, una vez descubierto el cuerpo. No obstante, las mismas fuentes consultadas por este diario confían en la pronta detención de los culpables.

El amplio dispositivo policial desplegado en los barrios de Vallobín y La Argañosa concluyó ayer, una vez los agentes averiguaron la dirección del pequeño. No obstante, la pista clave para la resolución del caso estaba en el cuerpo del menor: una chilaba.

Antes de deshacerse del cadáver, los presuntos autores de la muerte vistieron al niño con esta túnica tradicional árabe con capucha. Después lo envolvieron con una colcha y finalmente guardaron el cuerpo en una maleta para trasladarlo -se supone que a pie- a las vías del tren y ocultarlo entre la maleza. La vestimenta, inusual en la cultura occidental, no pasó desapercibida para los investigadores del caso, que desde un primer momento centraron sus pesquisas entre los inmigrantes de origen africano que residen en los barrios de Vallobín y La Argañosa.