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Detectan restos de marihuana sintética entre usuarios de centros de menores

La droga, conocida como "pescao", se ha podido identificar con el uso de técnicas analíticas avanzadas en la UJI

Detectan restos de marihuana sintética entre usuarios de centros de menoresEFE

Investigadores del Grupo TXP de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Castelló, en colaboración con el Grupo de Química Analítica en Salud Pública y Medio Ambiente, del Instituto Universitario de Plaguicidas y Aguas de la Universitat Jaume I (UJI), han detectado el consumo de cannabinoides sintéticos entre menores internados en centros de la Comunitat Valenciana y alertan del riesgo para su salud mental por este consumo y del posible efecto en su reincidencia.

Así lo han reflejado en un estudio en el que el equipo, liderado por los doctores Gonzalo Haro, profesor del Departamento Medicina y Cirugía de la CEU UCH, y María Ibáñez, de la UJI, ha analizado 667 muestras de orina en 127 menores procedentes de cinco centros de menores infractores, donde han detectado metabolitos de cannabinoides sintéticos en orinas de seis de ellos.

Las conclusiones del trabajo han sido publicadas en la revista científica internacional 'Journal of Pharmaceutical and Biomedical Analysis', según informó ayer la CEU UCH en un comunicado.

El consumo de cannabinoides sintéticos, entre los consumidores más jóvenes con denominaciones como «pescao», es una realidad cada día más frecuente en la atención en adicciones.

Los menores pueden consumir estas sustancias frente al cánnabis orgánico, debido a su más fácil adquisición, bajo coste y dificultad en su control, pues no se detectan en los controles ordinarios de cánnabis.

En los análisis, realizados mediante cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas de alta resolución, se consiguieron detectar los principales metabolitos de los cannabinoides sintéticos UR-144 y XLR-11 en seis de los menores participantes.

Abel Baquero, uno de los autores de este artículo y profesor de la CEU UCH de Castelló, enfatiza que estos menores «desconocían las consecuencias a corto plazo de su consumo a nivel neurológico, respiratorio, cardiovascular o psiquiátrico».

Estas repercusiones se han constatado en anteriores publicaciones del grupo de investigación TXP de la CEU UCH, como la detección en España del primer caso de psicosis catatónica inducida por cannabinoides sintéticos a nivel mundial. La intervención en estos problemas requiere, en la mayoría de ocasiones, de tratamiento especializado en unidades para el tratamiento de adicciones.

Baquero resalta también que «los efectos nocivos del consumo a largo plazo son, a día de hoy, aún desconocidos, por la aparición cada vez más frecuente de nuevos cannabinoides sintéticos que sustituyen a los anteriores, pero también por su mayor potencia sobre los receptores cerebrales cannabinoides».

Además, «debemos tener en cuenta que pasan desapercibidos, pues las manifestaciones iniciales del consumo simulan los síntomas comunes de cualquier adicción: irritabilidad, cambios de humor, agresividad. Sin embargo, no pueden detectarse con los análisis convencionales».

El profesor de la CEU UCH Gonzalo Haro, director del Grupo de investigación TXP, destacó que la detección del consumo de cannabinoides sintéticos en centros de menores infractores «debe considerarse como grave, puesto que estos menores utilizan estas sustancias para que no sean detectadas durante los permisos, desconociendo las importantes consecuencias que estas drogas pueden tener en su salud física y mental, incluso aumentando el riesgo de reincidencia en delitos relacionados con el consumo de sustancias que les puedan llevar de nuevo a estos centros o ya de adultos a prisión».

A este respecto, el estudio de la CEU UCH de Castelló y la UJI concluye con la necesidad de implementar estrategias de prevención y tratamiento del consumo de cánnabis sintético, así como la formación necesaria entre los profesionales de estos centros para el tratamiento del consumo.

Para Haro, sería «recomendable» que las autoridades responsables de estos centros, dependientes de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, «tengan en cuenta que la solución no es retirar los permisos a los menores, pues son necesarios para su re-integración en la sociedad, sino ayudarles a dejar el consumo de cannabinoides sintéticos a través de programas de prevención y tratamiento».

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