Un total de 70 colectivos de mujeres han dirigido una queja a la comisión disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que "adopte las medidas necesarias" contra la decisión de la jueza de Gandia que ha ordenado una exploración a un menor de 10 años cuyo padre, condenado a cinco años y medio de cárcel por abusar de la hermanastra del niño, ha exigido un régimen de visitas nada más salir de la cárcel, tal como ha publicado Levante-EMV.

Las asociaciones presentaron la queja la semana pasada, y en la misma recuerdan que "el Juzgado ha dictado providencia para que se emita informe psicológico sobre el menor y sobre los progenitores, acerca de la pertinencia de decretar un régimen de visitas entre el menor y su progenitor y la forma de llevarse a cabo a juicio de los especialistas".

El padre ha solicitado visitas a su hijo nada más salir de la cárcel, pese a la prohibición de estar cerca de menores

A partir de ahí, estiman que "la práctica de dicha prueba no debe tener lugar por cuanto el progenitor todavía no ha cumplido parte de la condena, aquella que le impide tener contacto regular y directo con menores de edad, lo que incluye a su propio hijo".

Tal como informó ayer este diario, en marzo de 2017 fue condenado cinco años y media de cárcel, que terminó de cumplir en octubre pasado, per también a diez años de alejamiento de su víctima, a cuatro de libertad vigilada y a ocho y medio de prohibición de tener "profesión u oficio" que implique mantener un contacto habitual con menores.

Por esa razón, piden auxilio al Poder Judicial al estimar que esa prueba no debe ser realizada por cuanto "deviene inútil e innecesaria".

Queja ante tres organismos

La misma queja ha sido elevada a otros organismos, como la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad; el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, dependiente del CGPJ; o la Fiscalía.

Tal como informó ayer este diario, el padre del niño ha solicitado un régimen de visitas completo –fines de semana alternos, dos días entre semanas y la mitad de las vacaciones–, con pernoctas incluidas, nada más salir de la cárcel, a lo que la madre se opone ante el riesgo de que «vuelva a pasar lo mismo».

Los abusos por los que fue condenado se produjeron entre verano de 2015 y abril de 2016, cuando en la casa vivían el condenado, su mujer, las dos hijas de esta de una pareja anterior -una de ellas, su víctima- y el hijo pequeño, fruto de ambos. Los fines de semana, durante 10 meses, el padrastro sometió a abusos sexuales graves a la hija de 10 años de su pareja, aprovechando que esta estaba ausente.

La pequeña, que sufrió esos ataques sexuales por las noches y cuando tenía la misma edad que su hermanastro ahora, cuando su padre esta reclamando un régimen de visitas normalizado, tuvo que recibir durante mucho tiempo tratamiento psicológico por las fuertes secuelas sufridas.