Esto es un programa de humor, no es un informativo. Si tienen dudas, consulten con su farmacéutico». Como los anuncios de medicamentos de toda la vida, así avisan en «Assumptes Interns» de qué van y ateniéndose a las consecuencias, por allí ha pasado el repóquer de candidatos a la presidencia de la Generalitat. Sin invitación a divertirse a «El Hormiguero» o a tomar una copa de vino con Bertín Osborne, los líderes valencianos han encontrado en unas butacas naranjas de À Punt ese espacio para hacer campaña de otra manera.

Confirmado está que a Mónica Oltra no le importaría repetir curso compartiendo pupitre con Ximo Puig, pero avisa de que habrá que volver a elegir delegado/a. Las cosas claras hasta de broma, debió pensar al contestar al selfie de Pere Aznar con el president de la Generalitat, el último candidato en sentarse con el cómico y someterse al cuestionario del robot. La primera fue la vicepresidenta, a finales de febrero, que tampoco desaprovechó la canción escogida para entrar en el plató para lanzar su mensaje: «Don't stop me now» de Queen. Rubén Martínez Dalmau escogió «Perfect» de Fairground Attraction y Toni Cantó se quedaba con todos al acordarse de Los Inhumanos y «Me duele la cara de ser tan guapo». Isabel Bonig entraba a escena al ritmo de la serpenteante «Enjoy the Silence», pero sorprendía con su gusto por el rock radical vasco mientras que el president lo tuvo claro optando por «Mediterráneo»,

Este programa en el «access prime time» nocturno, después del informativo, tiene aires de «late-show» con su monólogo inicial parodiando la actualidad y la típica mesa que Pepe Navarro se trajo de Estados Unidos para cruzar el Mississippi en los noventa, ahora con una taza soldado de asalto imperial de Star Wars. Producido en colaboración con Sunrise y El Terrat, con la que Andreu Buenafuente y «Sense Títol» aterrizaron en TV3 en 1995 y con la que sigue ahora en Movistar+ con «Late Motiv», fue uno de los espacios con los que se estrenó la parrilla de À Punt. Entonces era una docu-serie semanal que contaba de forma divertida la idiosincrasia valenciana por capítulos. En noviembre pasado, manteniendo nombre y pegadiza sintonía, se reformuló siguiendo las líneas maestras de lo que llevan años haciendo los de El Terrat.

Los candidatos hacen bien en dejarse llevar a estos formatos amables que pueden reducir el desafecto de los ciudadanos por los políticos, con los que comparten más de lo que parece, como la incurable debilidad de Ximo Puig por el jamón y la tortilla de patata en todas sus variedades.