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Sergio Peris-Mencheta Director y actor

Sergio Peris-Mencheta: "Cada vez que leo una obra me gusta saber a qué suena"

El actor Sergio Peris-Mencheta se pone en «Ladies Football Club» su traje de director, la otra faceta que tantas alegrías le da. El 27 de agosto estrena en Sagunt a Escena esta adaptación del texto de Stefano Massini sobre un grupo de trabajadoras de una fábrica que, en tiempos de la Primera Guerra Mundial, decide formar su propio equipo de fútbol. Once actrices contarán y cantarán en este musical que pretende ser «un homenaje a nuestras abuelas, bisabuelas y mujeres en la sombra».

Sergio Peris-Mencheta, con el reparto del musical que dirige. Bárbara sánchez palomero

Dice que cuando empezó a dirigir sus propias obras era aún «el niñato de ‘Al salir de clase’», aquella serie de instituto de finales de los 90 que marcó a una generación de espectadores y que fue cantera de actores. Pero Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 1975) se ha ganado un nombre no solo en la interpretación -ahora vive y trabaja en EE UU- sino como director de «las historias que me gusta contar». La más reciente, «Ladies Football Club», llegará a Sagunt a Escena el próximo 27 de agosto. Se trata de una obra coral con 11 actrices, que contarán -y cantarán- la desconocida historia de un grupo de mujeres que decidieron montar su propio equipo de fútbol allá por 1917 en Reino Unido.

Regresas a Sagunt a Escena con «Ladies Football Club». ¿Qué vamos a ver sobre la escena?

Es la historia de esas mujeres que se quedaron en la retaguardia, en casa, mientras los hombres partían al frente en la I Guerra Mundial. Ellas suplieron a los hombres en el trabajo de las fábricas. Al principio eran fábricas textiles pero llegó un momento en el que la guerra se fue alargando y la mayoría de las fábricas se reconvirtieron en fábricas de municiones. Algunas de esta mujeres estuvieron allí haciendo la tarea que en principio estaba encomendada a hacer los hombres. Digamos que es una primera fase de su liberación. Ellas cobraban por ese trabajo pero, por supuesto, mucho menos de la mitad de lo que cobraban ellos por las mismas tareas. Pero empezaban a tener un sueldo y formó parte del principio de una suerte de liberación de la mujer. La segunda fase se produce en el momento en el que ellas descubren que por su propia cuenta pueden constituirse en equipo de fútbol, que además era un deporte que estaba claramente reservado a los hombres. A partir de ahí, sin depender de nadie, de ningún hombre que les dijera qué tenían que hacer, encontraron esta especie de vía de escape para encontrarse a sí mismas a través de las otras, de sus propias compañeras, y para redescubrirse.

Está basado en una historia real.

Sí. Hay varios equipos de fútbol de aquella época que existieron y que crearon una liga de equipos femeninos, pero el más representativo y en el que más se ha basado Massini es en Dick, Kerr's Ladies. Es un equipo que estuvo incluso de gira por Estados Unidos y tuvo mucho reconocimiento. En él estuvo la gran jugadora del momento, Lily Parr, un símbolo en la época.

¿Qué te sedujo de esta historia?

Lo primero que me seduce es el propio Massini. Él me manda este texto y yo lo leo y me fascina. Me animo a mí mismo y a mi socia en la productora para que lo hagamos. Aunque está escrito como un monólogo, yo enseguida lo imagino con once mujeres. Poder subir a once mujeres a un escenario siempre es muy atractivo. Y, claro, poder contar esta historia. Poder rendir homenaje a estas mujeres, a nuestras abuelas, bisabuelas y mujeres en la sombra.

Es una historia que pocos conocerán.

Es una historia desconocida no solo por nosotros, sino por lo propios británicos que son, digamos, los propietarios de ella. La mayor parte de los británicos tampoco sabían que existía, por tanto es un doble homenaje en ese sentido.

¿Cómo es adaptar un monólogo a once intérpretes?

Ha resultado fácil. Ha sido una gloria. Las actrices han creado eso que supongo que también crearon las mujeres del equipo de fútbol que es la sororidad. Lo he visto con mis propios ojos, cómo se iban uniendo en la tarea de hacer un imposible, porque hacer una obra como esta en los tiempos que corren es casi imposible. No he sentido dificultades a la hora de ponerlo en pie.

En la obra no aparece ni un solo actor. ¿Ha sido a propósito?

Sí. Es una obra hecha solo por mujeres pero para todos los públicos. En ningún momento me imaginé que aquí el hombre tuviera lugar, igual que tampoco me imaginé que la mujer tuviera lugar en «Lehman Trilogy», en la que se hablaba de una historia eminentemente masculina.

¿Por qué musical?

Massini se presta mucho al musical. Es un autor que da la sensación de que todo lo que escribe es musical, aunque no lo haga así. Cada vez que leo una obra me gusta saber a qué suena. A veces incorporo la música y hay veces que no. Para poder hacer la adaptación del texto -que es una obra de cinco horas-, dejarla en una medida más o menos conveniente y trabajar la puesta en escena, me fui poniendo música de la época. Algunas canciones me gustaron tanto que en un momento dado las fui incluyendo hasta que finalmente vi la opción de que esto fuera una obra coral en el sentido musical de la palabra, es una obra en la que las mujeres cantan y la fuerza de la voz femenina arrastra al público.

¿Los musicales funcionan mejor?

Una obra funciona bien si le gusta al público, ni siquiera tiene ni que gustarte a ti como director. Si le gusta al público funcionará. Pero es verdad que yo no trato de que le guste al público de salida. Trato que el tema me interese a mí, no que interese a todo el mundo. Pero sí siento que esta obra ha conectado con el público, no solo por la música, sino principalmente por la historia que se cuenta y conocer a cada una de estas once mujeres. Es un retrato certero, cercano y fiel de lo que fueron estas mujeres en su época.

¿Cómo responde el público?

Trato de ver todas las funciones. Es muy importante ver cómo reacciona el público porque él es la última pata de la mesa y hay cosas que se modifican en función de la respuesta del público. Y con esta obra el público siempre se ha puesto en pie. Y siempre hemos colgado el cartel de «entradas agotadas». Más allá de esto, las actrices la disfrutan. Lo que hemos creado es como un parque de atracciones para ellas. Están todo el tiempo haciendo mil cosas en el escenario: tocando instrumentos, bailando, hablando con el público... Es un regalazo para una actriz. Así es como lo siento yo.

El fútbol aparece aquí como una actividad liberadora.

Sin duda. Aquí ellas toman las riendas de su vida. Deciden, no solo que van a crear un equipo de fútbol, sino que también deciden qué van a ser dentro de ese equipo, quién es la capitana, quién portera… Cada una se va a reidentificar con algo cuando ellas están muy identificadas con ser madre, esposa, hija… De repente, una decide que va a ser portera y ser portera es una manera de ser. Se reencuentran consigo mismas. Es lo que me parece potente de la propuesta. Cómo Massini lleva al extremo la metáfora del fútbol como lugar donde reencontrarse consigo mismo.

No es tu primera vez en Sagunt a Escena. ¿Cómo es volver al teatro romano?

Siempre es una gloria volver a València. Nací como actor en València y tengo muchas raíces valencianas. Y aunque no nací en València me siento muy de ahí. Siempre que estoy en València me siento muy feliz. Por desgracia no voy a poder estar en el estreno porque viajo dos días antes a EE UU, vuelvo a casa. No podré disfrutar de las «ladies» de Sagunt, pero no me cabe duda de que va a ser un disfrute para ellas y para todo el público.

Te vemos delante de las cámaras y entre bambalinas. ¿Dónde disfrutas más?

Estrenar como actor es ser la madre de la criatura, es decir, es la que va a parir, por lo que tienes cierto control sobre el parto. Pero como director eres el padre. Estás en la sala, muerto de nervios y no depende para nada de ti. Para mí actuar me vacía de mí mismo, me es muy sano, pero si no dirigiera no contaría lo que me apetece contar. Son dos tareas absolutamente complementarias, siempre lo he defendido. Estamos en un país en el que se tiende a identificar a alguien con algo y cuando alguien hace otra cosa decimos «¿cómo puede ser?» A mí me costó mucho cuando empecé a dirigir porque era «el niñato de ‘Al salir de clase’», inexorablemente. Pero luego empiezas a dirigir y tener cierto éxito y la gente te empieza a tomar en serio y ya no eres «el niñato de ‘Al salir de clase’». Ven que tienes algo que aportar y tienes el beneplácito de la gente de la profesión y la cosa cambia. Y puedes empezar a vivir tu vida. Yo no he podido empezar a vivir mi vida hasta que he dirigido.

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