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Entrevista

Patxi Ferreira: "Gary Neville es el que menos culpa tiene, el riesgo lo asume quien lo ficha"

El exdefensa defiende al técnico inglés: "Él se debe sentir capacitado para entrenar a un equipo como el Valencia"

Patxi Ferreira: "Gary Neville es el que menos culpa tiene, el riesgo lo asume quien lo ficha"

¿Cómo ve el duelo? En apariencia se antoja desequilibrado en favor del Athletic.

Es una competición completamente diferente, a pesar de los cercanos precedentes. No hay un favorito claro. Sí que es verdad que la dinámica del Athletic es mucho mejor que la del Valencia. Imagino que por ahí pueden respirar los ánimos y las dudas de las dos aficiones. La balanza por esa dinámica está decantada del Athletic pero si miramos al potencial de las dos plantillas, seguramente estén los dos muy a la par o quizás el Valencia un poco por encima del Athletic.

El 0-3 de la Liga deberá poner en guardia al Valencia.

El partido de Liga es una referencia para todos. No fue un encuentro en el que el Athletic demostrara una superioridad como para ganar 0-3, fue un resultado demasiado contundente. El Valencia está en una racha complicada y se arrastró a un marcador aparatoso. Pero ese 0-3 es pasado y no va a influir, y más a estas alturas de torneo.

¿Desde fuera ve al Valencia tierno y poco experto?

Cuando estás lejos y no lo sigues con asiduidad puedes cometer el riesgo de equivocarte. Es evidente que es un proyecto que está luchando por unos objetivos muy distintos de los que fue planteado. Con eso se dice todo. Muchos problemas, decisiones equivocadas y toda la voluntad del mundo por revertir la situación, esos son los ingredientes que se conjugan en momentos así. No creo que el Valencia sea ajeno a esas variables.

¿Cree que Gary Neville ha arriesgado en exceso, viniendo a mitad temporada, siendo su primera experiencia como técnico, encima en un campeonato que no conoce y con un idioma que no domina?

Gary Neville es el que menos culpa tiene en este sentido. Entiendo que el riesgo lo asume quien decide traer a Gary Neville. Él se debe sentir capacitado para entrenar a un equipo de la entidad y la importancia del Valencia. Debutar en una institución así no es sencillo, pero todo técnico se siente preparado para tomar las riendas. Quien ha decidido firmarle debe ser el que valore si la apuesta es la adecuada.

La principal diferencia entre los dos equipos es que el Athletic está más trabajado y sabe bien a qué filosofía de juego responde.

El Athletic lleva ya un ciclo con la misma base en la plantilla y con el mismo director de orquesta, Ernesto Valverde. Es mucho más reconocible que el Valencia de Gary Neville. Eso va a jugar en favor del Athletic. Pero a una eliminatoria... puffff... nunca se sabe.

¿Qué grado de éxito le corresponde a la figura de Valverde?

Ernesto es muy importante. Por cómo es él. Lo más importante en un vestuario son los jugadores, pero hay que valorar como ha sabido ganárselos y hacerse respetar. Y que todos los componentes de la plantilla crean en su idea. Eso es su obra. En Valencia ya sabéis cómo es, no vamos a descubrir ahora su figura. Es una gran noticia que siga un año más aquí.

¿Ve al Valencia cambiado respecto a su época de los 90?

El fútbol son esencias y las esencias no han cambiado. El Valencia sigue siendo un club importante. Eso lo sabemos todos los que hemos tenido el honor de defender esa camiseta. Tanto en los buenos tiempos como ahora, que va un poco achuchado. Pero siempre es un rival de entidad, así lo vi incluso cuando me enfrenté con ellos en Segunda división, con el filial del Athletic.

¿Y en qué ha cambiado el fútbol, como juego?

Ha cambiado bastante. Sobre todo físicamente (reflexiona)... en eso es un juego muy distinto.

También parece que haya cambiado el sentimiento de arraigo de los jugadores con los clubes. Ya no hay esa identificación de antaño.

No estoy de acuerdo. Ahora soy técnico y veo que los jugadores acaban identificándose con el club al que representan y para el que trabajan. El compromiso es el mismo. Solo cambia el tiempo de estancia en los clubes, que es más reducido. Pero se sienten identificados para el proyecto en el que han sido contratados. Sólo tienen menos tiempo para demostrarlo o para llegar al fondo del corazón de los aficionados.

No es una creencia extendida...

Pues insisto en que el nivel de compromiso es muy alto. Ahora se dedican muchas más horas que las que se dedicaban antes. Tanto los jugadores como los técnicos. Eso hace que te reconozcas como parte de un proyecto. En Valladolid, por ejemplo, hemos durado poco como técnicos, pero eso no quita que guarde un gran recuerdo.

Su etapa en Valencia se podría decir que fue breve, con dos años, pero también fue intensa.

En dos años vivimos una montaña rusa. En la primera temporada, la 95-96, casi fuimos campeones de Liga y en Copa llegamos a semifinales. En el segundo año el proyecto, que era importante, no tuvo la continuidad que se requería y se complicaron las cosas.

¿Cómo se gesta el proceso que casi los hace campeones?

Éramos un equipo con la herencia de haber sido subcampeones de Copa. Tomó las riendas Luis Aragonés. En torno a su figura fuimos llegando jugadores de su agrado y fue rematando la excelente plantilla de la que ya se disponía. Notamos la ausencia el año siguiente de Pedja Mijatovic, no fuimos capaces de sustituirle con otros jugadores a su altura. Cumplimos una etapa y dejamos semillas que se recogieron más adelante con jugadores como Albelda, Mendieta...

¿Qué faltó para ganar la Liga?

Faltaron detalles. Un partido que perdimos en Tenerife tras adelantarnos en el marcador. Pero fue decisiva la diferencia que nos sacó el Atlético en la primera vuelta. Llegaron a sacar 12 puntos al segundo. Luego se deshincharon y recortamos muchos puntos. No pudimos agarrarnos a tiempo. Pero sin duda merecimos alguno de los dos títulos que se llevó el Atlético.

Luis supo dar con la tecla reubicando a jugadores en posiciones que no conocían. Engonga de líbero, Otero de central, Mijatovic de mediapunta a delantero total...

No lo hizo solo con esos jugadores. Reubicó a Fernando y a Arroyo, dándoles más libertad en ataque. Los interiores pasaron a laterales porque se jugaba con carriles largos. Marcó tendencia y sacó el máximo rendimiento a un colectivo.

¿Qué hacia distinto a Aragonés del resto? ¿Temperamento, carisma, genio?

Era el fútbol. Decía que dormía poco porque pensaba demasiado en el fútbol. Fue un avanzado a su tiempo. Le gustaba mucho conocer a su gente. Daba al jugador un trato especial, defendía al colectivo, al débil por encima del fuerte. De los que merece la pena que te entrene. Era un lujo.

Usted fue su defensa fetiche. Coincidieron en el Valencia, en el Atlético y en Sevilla.

Cierto. Es el entrenador que más me ha exigido y hecho sufrir, por el hecho de que fuera el responsable de mi contratación. Mucho más que al resto. Aprendí cosas que hoy me siguen valiendo. Me ha enriquecido. Y con anécdotas para escribir en libro.

¿Puede desclasificar algunas de esas historias?

(Risas) Era muy especial, había que conocerle. Yo sabía cuándo le podía gastar una broma, cuando me hablaba en serio o en plan divertido. Nos arengaba mucho cuando entraba a jugar los rondos. Eran momentos divertidos, muy especiales. Como ir a celebrar un gol ante el Besiktas cuando sabíamos que al día siguiente se iba a marchar.

Como defensa usted tenía fama de contundente, si iba a la guerra no hacía prisioneros...

A ver, las reglas han cambiado. Mi misión era defender y hacerlo bien. Eso me decía Aragonés. Se jugaba de otra manera, ahora hay menos interrupciones y el ritmo es más frenético. Antes un defensa tenía que ser contundente y duro. Ahora se valoran más virtudes que las de un defensor nato.

En su segunda temporada, la 96-97, rindió a buen nivel, marcó cinco goles pero fue dado de baja. ¿Le sorprendió?

Lo que realmente me sorprendió es que no hubiese ni oferta de renovación. Ni buena, ni mala, ni alta, ni baja. Había sido uno de mis mejores años. Las intenciones del cuerpo técnico iban por otro lado.

Algunos de los jugadores que no encontraron una salida a tiempo en la renovación profunda de Valdano, como Mendieta y el Piojo, acabaron abanderando el Valencia de los títulos.

Aquel era un gran equipo, no necesitaba remodelarlo con 13 fichajes. Llegaron jugadores que no mejoraban lo que había. No se hizo justicia con un equipo que había sido subcampeón y que tenía más recorrido.

¿Ha mantenido el contacto con aquellos compañeros?

Poco, la verdad, menos de lo que desearía. Con Xabi Eskurza, mucho. Con los años me he encontrado con Camarasa, Otero, Pepito Gálvez. Pero relación más estrecha con José Ignacio, Iñaki y alguna vez he coincidido con Javi Navarro.

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