P ¿Emery y Sampaoli son tan diferentes?
R Son polos opuestos. Fui a ver a Emery una semana a París y todo está enfocado a ser protagonista. Sampaoli es más imprevisible: la versatilidad de jugadores que cambian sus zonas de acción (Emery es más ordenado).
P ¿Cómo fue la llamada de Monchi para fichar por el Sevilla en 2005?
R Monchi no se creía que yo pudiera quedar libre en el Valencia. Me llamó y me dijo si tenía ilusión. Una vez el VCF me dijo que no contaba conmigo, le dije que sí. El Valencia venía de ganar las dos Ligas y las dos finales de Champions. Monchi siempre ha sido un apoyo, en todos los entrenamientos estaba presente, dándonos consejo. Era un pilar.
P ¿Y cree que puede triunfar fuera de su hábitat?
R Si le dan libertad, sí. Está muy preparado y domina todo el mundo a nivel de jugadores.
P Usted, como padre, ¿qué piensa de la presión que meten ahora muchos a sus hijos?
R El mayor, Jorge, de 17 años, se lo ha dejado, y el pequeño, Alejandro, juega en Infantiles en Patacona. Los padres nos creemos que todos nuestros hijos serán jugadores de élite. Un error. El fútbol es muy bueno para hacer deporte, despejarse de los estudios, por todo..., pero no se debe recriminar nada. La sociedad cada vez más es más agresiva. No tiramos el balón a tierra y decimos: ‘Vamos a disfrutar de nuestros niños haciendo deporte’. A los niños hay que verlos disfrutar. Y cuando falla, ahí es cuando crece. Quiero que se equivoque y le sirva.
P ¿Su padre le metía presión?
R Ninguna. Esa es la clave. Mi padre trabajaba en el campo (agricultor) y no venía a ningún entrene. Nunca me dijo cómo hacer las cosas ni si había jugado mal o bien.
P ¿Y usted a sus hijos?
R Tampoco. Yo veo un partido de mi hijo y me estoy riendo todo el rato por cómo lo vive. Eso es lo que los padres debemos sentir.
