Este mes de agosto, y como arranque de la recolección de la cosecha de la uva, Requena va a celebrar la Feria y Fiesta de la Vendimia, que hace dos años se convirtió en sexagenaria, y que tiene el título nobiliario de ser el certamen de la especialidad más antiguo de España, pues se celebró por primera vez en 1947, como recientemente se recordó en una sesión divulgadora que tuvo lugar en Valencia, en el casal de la falla de Na Jordana, cedido para tal acontecimiento por su presidente, Pere Borrego. La verdad es que con anterioridad ya Requena había promovido el que se ha dado en llamar "enoturismo" por la atracción que aún antes de establecerse esta Feria ya acudían muchos visitantes atraídos por la riqueza vinícola de la comarca. Muchos de tales turistas recordaban al regreso cómo habían visto y disfrutado el surtidor público que ofrecía vino en vez de agua.

El monumento universal. Pero el renombre turístico-vinícola de Requena no es solamente nacional; ha traspasado las fronteras. Un enólogo nacido en Valencia, Francisco Martínez Bermell, pero que muy joven se trasladó a dicha población, fue el promotor -junto con autoridades locales y del ramo del vino- quien promovió la construcción de un monumento a la vendimia. Con motivo de la cuarta Fiesta de la Vendimia, en el año 1953, se puso la primera piedra en una explanada del paseo central, habiéndose encargado, por riguroso concurso, la realización del enorme monumento al escultor y académico valenciano José Esteve Edo.

Fue inaugurado el Monumento a la Vendimia, en su primera fase, con motivo de la Fiesta en 1972; pero ahí no quedó la cosa, pues sucesivamente se fue agregando nuevos motivos, tales como las cadenas que lo rodean, una imagen de la Virgen de las Viñas que corona el esbelto torreón; más tarde, en los laterales el propio escultor Esteve Edo colocó unos ingeniosos frisos referidos a la Vendimia; y finalmente se ha colocado en otros laterales los escudos de la Comunitat Valenciana y de España. Con motivo de las bodas de oro de la Fiesta de la Vendimia, en el año 1997, se celebró una solemne concentración ante este monolito, que ya tenía un mayor relieve fuera de nuestras fronteras. Pues fue el aludido enólogo Martínez Bermell, que se entregó toda su vida a enaltecer los vinos de esa comarca, quien consiguió en la OIV. (Oficina Internacional de Vino), con sede en París, que este espectacular monolito fuera declarado Monumento Universal.

Resulta curioso uno de los argumentos esgrimidos por el enólogo valenciano -requenense de adopción- para convencer al organismo internacional para tal designación; dijo que Requena era punto estratégico para el cultivo de la uva y la elaboración de los famosos caldos, pues era un punto central entre zonas vinícolas, como Cataluña, Navarra, Rioja, Castilla, Extremadura, La Mancha, Andalucía y Murcia, así como era la que más acercaba todas estas zonas al Mediterráneo, mar clave para la exportación. Ahora, cuando vamos a celebrar la 62 Feria y Fiesta de la Vendimia -repetimos, la más antigua de España-, las fuerzas vivas de Requena se han movilizado para que este acontecimiento sea declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional. De hecho, ya lo es; falta solamente la concesión oficial.