Ya no es que las faldas sean más o menos voluminosas, es que en ninguna época de la historia la mujer valenciana vistió como lo hacen las falleras en la actualidad. Y es que los trajes actuales mezclan épocas, adornos, estructuras, peinados y telas. Así lo asegura la indumentaria valenciana, Victoria Liceras -considerada una especie de "gurú" en la materia- quien preside, además, una asociación que lleva investigando la historia del traje de valenciana desde los años 80 y que cuenta con más de mil publicaciones al respecto, entre ellas el libro "Indumentaria valenciana siglos XVIII-XIX".

La evolución del traje de valenciana comenzó cuando las mujeres del pueblo copiaron algunos elementos de la corte en sus vestimentas y las damas de alta alcurnia hicieron lo propio con algunos elementos más populares. Sin embargo, de ahí al batiburrillo indumentario que existe en la actualidad hay un mundo. Y es que una cosa es que el delantal cambiara para convertirse en un elemento ornamental y de lujo, y otra muy diferente que la mixtificación existente en la actualidad haya derivado en un traje que nada tiene que ver con la mujer valenciana de antaño.

Liceras persigue la recuperación del traje histórico desde hace años, y afirma que una cosa es vestirse de fallera -es decir, de una forma determinada para vivir las fallas, sin que implique nada peyorativo- y otra muy diferente lucir un traje de valenciana.

Para empezar, en el modelo actual, el corte y la tela del traje no cuadra con el peinado. Y es que las falleras de hoy en día visten telas lujosas con patrones del siglo XVIII. Sin embargo, el peinado de tres moños no corresponde a esta época. "El peinado de los tres moños aparece con los románticos. Hasta entonces, iban con un solo moño, pero en la época actual este peinado se ve con poca categoría", explica Victoria Liceras.

Pero ahí no acaba la cosa. Que una mujer luciera un escote generoso era impensable y el traje actual que recoge un conjunto de elementos cubiertos de lentejuelas no existió jamás ya que el de valenciana era un vestido rico, pero no cargado. La riqueza venía dada por la calidad de los tejidos y por el oro, la plata y las joyas que pudiera tener el aderezo. La falda no contaba, ni de lejos, con el volumen actual y la camisola que se colocaba debajo del corpiño ha pasado a la historia, al igual que la manteleta con la que se cubrían el pecho.

Ahora bien, si la indumentaria antigua valenciana se sigue respetando es gracias a los grupos folclóricos.

Para esta experta en indumentaria valenciana la clave está en diferenciar dos tipos de traje : el oficial y el histórico. "Al oficial le pueden poner todo el oro, toda la plata, todos los escudos de la falla; tres moños, lazos, cintas en el escote, puntillas... lo que quieran. Y el histórico se respeta. Una chica del siglo XVIII debería llevar un moño con una peineta, un cuerpo muy ajustado, una falda con un vuelo natural. Cuerpo estrecho y falda airosa. Enseñando el pie, por supuesto, porque fue la primera vez que sucedía esto. La mujer del siglo XIX vestía de forma más sobria, con formas sencillas y colores oscuros. Como adorno llevaba una toquilla. Por eso, ese modelo no triunfa", explica la indumentarista valenciana quien reconoce que "da mucha rabia ver a valencianas supuestamente vistiendo de valenciana, con una combinación de ropas que no está en ninguno de los anales".

A la espera de una norma común

Sin embargo, al mundo fallero le gusta innovar y ha ido incorporando elementos -como el acortamiento de las faldas a la altura de la rodilla en los 60 o el aumento del volumen de las faldas en la actualidad- en un intento de engalanar a la mujer y adaptarla a los últimos tiempos y tendencias. Por ello, los indumentaristas alzan la voz en pro de unas normas comunes para todos, mientras Victoria Liceras persigue una recreación histórica de un traje de valenciana en la que no cabe originalidad alguna.