En los últimos meses, ha surgido una amplia controversia entre partidarios y contrarios del tabaco, como consecuencia de la ley que restringe los espacios donde puede el ciudadano fumar sin molestar a los demás. Pero convendrá recordar la historia de esta hierba, cuyas hojas llegaron hace medio milenio procedentes de América y que inicialmente incluso se les consideró como medicinales.

La nicotina es la sustancia que se considera es la base de esta hierba que, secada, troceada y envuelta ha llenado de humo nuestros pulmones y nuestras habitaciones. Pero, ¿por qué se llama con este nombre?

El tabaco era planta que existía, mediado el anterior milenio, en América; y, tras el descubrimiento y primeras colonizaciones, la planta y sus simientes vinieron al viejo continente en lentos barcos. Sus primeros contactos con Europa fueron, por razones geográficas, Portugal; y el entonces embajador de Francia en Lisboa, llamado Jean Nicot, vio las posibilidades del nuevo producto, y plantó simientes en el jardín de la embajada. Y, adulador de sus jefes, envió estas hojas y semillas a su reina, Catalina de Médicis, esposa de Enrique II. En la corte gala se adoptó en seguida como medicina contra la jaqueca y migrañas, panacea que adoptaron también los caballeros de la Orden de Malta. La intervención decisiva del diplomático Nicot fue lo que hizo a este embajador figura protagonista para siempre en torno al tabaco, ya que de su apellido se adoptó la palabra "nicotina" para definir sus componentes; y en la propia capital portuguesa, donde el representante francés plantó simientes en los jardines de la legación, se conoció al tabaco durante un tiempo como "la hierba del embajador". Incluso en París, y a su memoria, hay un pasaje que está rotulado con el nombre de este diplomático.

Resultó curioso que, hace ya más de medio milenio -mucho antes de los tiempos actuales con las recientes normas- se castigó en España el uso del tabaco; pues al primero que se vio fumar en territorio español fue a Rodrigo de Jerez, quien había viajado con Cristóbal Colón en la Santa María y regresó tiempo después a bordo de La Niña; y ello -mucho antes del año 2011- ya le valió una condena e ingreso en prisión.

Un pueblo que sembró tabaco rubio. Dos hechos hemos de recordar respecto a esta planta que ya se hizo universal. Uno es la existencia en la provincia de Granada de un pueblo que, de origen romano, tenía su nombre latino de Aqua rosae y que pasó a popularizarse como Asquerosa, hasta que en los años cuarenta del siglo XX se le denominó ya para lo sucesivo Valderrubio, porque había popularizado sus plantaciones de tabaco rubio.

Y recordaremos aquí una visita, hace medio siglo -concretamente, en 1963- al Museo del Tabaco en la localidad francesa de Bergerac, próxima a Burdeos, población que, además de haber pasado a la fama por su personaje de Cyrano, también es reconocida internacionalmente por esta colección de motivos del fumador; pues allí se exhiben las hojas de la planta cuidadosamente encerradas en cristales, colecciones de pipas de todos los colores, tamaños y materias -la porcelana, por excelencia-, máquinas de liar pitillos con picadura, librillos de papel de fumar, paquetes de cigarrillos de distintas épocas y numerosos libros en torno a esa "droga" que ahora en España tratamos de aislar. De aquella visita, y en aquel año, dimos extensa cuenta a los lectores de Levante-EMV en una crónica publicada.