Desde hace más de doscientos años se viene celebrando en nuestra ciudad la fiesta de las Fallas, fiesta que comenzó como un rito popular espontáneo y que con los años y el esfuerzo del colectivo fallero ha llegado a convertirse en una de las fiestas más renombradas del mundo. Con una estructura muy similar a la actual pero de dimensiones mucho menores, tanto en cantidad de monumentos como en volumen de estos, se plantaron fallas antes de la República, durante la República, a lo largo de la Dictadura y siguieron creciendo desde entonces hasta nuestros días criticando en cada momento lo que de negativo había en la sociedad, a veces haciendo piruetas frente a la censura, desde el humor y la burla.

Durante todos esos años la figura de la Fallera Mayor de Valencia y de la Fallera Mayor Infantil, junto con sus Cortes de Honor, han sido su máxima representación, tratando de transmitir a todos los que encontraban en su camino la belleza y la fuerza de una fiesta que además, hoy por hoy, es una gran fuente de riqueza para esta ciudad. Y muy especialmente desde 1980 en que la elección pasó a ser democrática, la Fiesta y sus máximas representantes se han mantenido al margen de la política, puesto que el colectivo fallero es plural e independiente.

Durante todos esos años esas figuras fueron respetadas y mantenidas al margen de los avatares ideológicos porque así debe ser, y así sucedió bajo las alcaldías de Ricard Pérez Casado, Clementina Ródenas y Rita Barberá, hasta ahora. Y así debería seguir siendo.

Sin embargo recientemente esto ha cambiado y sin razón alguna para ello las representantes de este año, Sandra Muñoz y Rocío Pascual, junto a sus Cortes de Honor, se han visto insultadas, acosadas e intimidadas por grupos organizados de personas bajo lemas y consignas de orden político que nada tienen que ver con lo que ellas representan, tanto antes de las mascletás como a su salida del Ayuntamiento, a pie de calle. Por todo lo expuesto las Falleras Mayores de Valencia, a través de esta pagina y de los medios que quieran hacerse eco, queremos expresar nuestra indignación ante tales actos carentes de sentido y de justificación alguna, además de poner de manifiesto la vileza que supone el empleo de la violencia para defender cualquier tipo de idea, más aun cuando esa violencia e intimidación se hace incluso contra niñas entre 8 y 11 años incapaces de entender lo que está sucediendo.

Incluso más allá de lo que hemos representado, como mujeres, como personas, creemos que ninguna reivindicación justifica el empleo de la violencia, el acoso, el insulto o la intimidación. Hablando es como se entiende la gente y esperamos que se recupere la cordura y se deje brillar en paz una Fiesta por la que muchos valencianos han trabajado duramente y que en estos días se convertirá en centro de atención para el mundo entero.