­Los animales del zoo de Viveros, clausurado en 2007, han experimentado una notable mejoría en sus condiciones físicas desde su llegada al Bioparc, el nuevo zoo de Valencia que acaba de cumplir cinco años. En este tiempo, el rinoceronte blanco de Viveros empieza a superar la esterotipia de andar en circulo y otros como una hembra de jirafa que se suponía estéril han logrado reproducirse. El rinoceronte, las jirafas, los leones, hipopótamos y chimpancés de Viveros pasaron de estar en cubiles cerrados, estrechos y con suelo de cemento a vivir en confortables cobijos al aire libre sin rejas, con suelo de tierra o césped y elementos de agua climatizada. No es la selva pero sin duda se parece algo más que el zoo Viveros, una instalación provisional que se mantuvo abierta casi medio siglo y que tenía 7.000 metros cuadrados, frente a los 70.000 del Bioparc.

La mudanza de los animales de Viveros al Bioparc empezó en agosto de 2007. Los animales de Viveros necesitaron seguir el mismo proceso de aclimatación que los demás animales que llegaron de zoos europeos.

El rinoceronte de Viveros (Rómulo) es un ejemplo de lo traumático que puede ser para un animal salvaje vivir enjaulado. Rómulo, el emblemático rinoceronte blanco de Viveros, ha sido un reto para los cuidadores del Bioparc. El rinoceronte llegó a las instalaciones del Parque de Cabecera con una su salud física excelente, pero 23 años de soledad y confinamiento en un espacio muy reducido „18 metros de diámetro„ hicieron que desarrollara una estereotipia, un comportamiento anómalo que en su caso se manifiesta en «andar en círculo».

Primeros nacimientos

Desde su llegada, Rómulo está recibiendo terapia para romper la estereotipia. El tratamiento consistente en la colocación de alimentos en lugares poco frecuentados por el rinoceronte y en la introducción de obstáculos que modificaban su recorrido habitual. También sale con alguna frecuencia a otro recinto más amplio «donde no da vueltas lo que hace que se tenga esperanza en la corrección de su estereotipia», explica Loles Carbonell, una de las veterinarias del Bioparc que mejor conoce a los animales del viejo zoo porque trabajó en él durante 15 años.

En Bioparc, Rómulo ha convivido e interactuado por primera vez con otras especies como avestruces y cebras y hace el papel de macho «encelador» del grupo reproductor de rinocerontes. Carbonell dice que será difícil corregir por completo el «vicio» de Rómulo pero «ha mejorado mucho».

Los últimos animales en dejar el antiguo zoo, en octubre de 2008, fueron tres hipopótamos, una hembra, un macho y su cría. La hembra y la cría hicieron el proceso de aclimatación más rápidamente pero el macho necesitó más tiempo.

Los hipopótamos, unos animales que pasan la mayor parte del tiempo en el agua para mantener sus cuerpos húmedos, cambiaron la balsa de reducidas dimensiones de Viveros, en la que cabía un ejemplar a duras penas, por un nuevo cobijo exterior con una piscina que en invierno se mantiene a 20 grados de temperatura y que está poblada por cocodrilos y especies de peces endémicas de los lagos africanos.

En 2011 una hembra adulta de jirafa llegada de Viveros (Che) que se creía estéril porque no había logrado tener descendencia en sus 18 años en Viveros parió su primera cría y hace unos días nació la segunda. Con este nacimiento, Bioparc cuenta con el mayor grupo de jirafas que existe en España.