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La ciudad de las bicicletas

Movilidad urbana

La ciudad de las bicicletas

Valencia es la urbe española, junto a Vitoria, donde más se utiliza la bici - El reto ahora es mejorar la convivencia con el resto de vehículos

La bicicleta ya es una forma de transporte cotidiana en la ciudad de Valencia. Para darse cuenta basta con pararse en la Avenida Aragón o en Blasco Ibañez y observar las cerca de 2.500 bicis que pasan al día por estas zonas, camino de las universidades.

Según datos recogidos por el reciente Plan de Movilidad Urbano Sostenible, se producen un total de 75.114 desplazamientos diarios en bici y el incremento de su uso es de un 17,3 % en los últimos tres años. No obstante, la bicicleta representa, de momento, un tímido 4 % de la movilidad valenciana.

Entre las causas que han originado estas cifras, destaca la implantación del sistema de bicicleta pública: Valenbisi. Fue instaurado el 10 de junio de 2010, justo un año después de que el Plan E financiara la mayor construcción de carril bici en la ciudad, 25km. Después, en 2012, la red se aumentó en 150 metros. Actualmente, ya son 123 km de carril que segrega la bici de los coches, 31 km de ciclocalles y 4,1 de itinerarios ciclistas por zonas peatonales.

A la luz de los datos, Valencia parece vivir la explosión de la bicicleta. Es, junto con Vitoria, la ciudad española donde más se usa según la OCU. Sin embargo, no está entre las mejores para moverse con bici y no aparece en ningún ránking mundial, como Sevilla o Barcelona. Para los distintos actores implicados, existen, no sólo deficiencias en la infraestrcutra, sino también en la ley y en la responsabilidad de ciclistas.

Uno de los colectivos ciclistas más activos en la ciudad es «Valencia en bici», aunque existen otros. Para su portavoz, Carlos Orero, «la implantación Vde alenbisi ha sido positiva y ha tenido mucho éxito. Además ha acercado la bici a la gente». No obstane, «el éxito ha sido tan grande, que se han echado a las calles muchos ciclistas sin experiencia, que no tienen claro cómo se circula por la ciudad», lamenta.

Orero afirma rotundamente que ir en bici «no es peligroso» y que la gente debe quitarse el miedo a ir por la calzada. «La acera es para el peatón», sentencia. El problema, en su opinión, es que no se puede introducir un sistema de bicicleta y no acompañar con otras medidas como la reducción de la velocidad del tráfico, la formación y la ampliación de los carriles bicis.

No sólo en número sino en calidad: «Llevamos más de 20 años reivindicando un anillo ciclista por la ronda interior. Y este periódico [por Levante-EMV] ya ha recogido en 2012 y 2013 noticias indénticas sobre las promesas del ayuntamiento para consturuir un carril por los puentes de Arts, del Real y Ángel Custodio, pero nunca llegan ». Aunque afirma que la convivencia con el resto de vehículos es buena, se queja de las sanciones que tienen los ciclistas por ir por la acera y de la impunidad de los conductores.

Las quejas de los taxistas

Santiago Fraile es el presidente de la Asociación Gremial de Taxistas de Valencia y se queja de las «situciones de peligro» que sufren por la «irresponsabilidad» de algunos que cogen la bici sin cumplir con las normas.

«De noche, van circulando por donde les da la gana, tan pronto van por la acera como en dirección contraria por la calzada y no se les ve». Señala directamente a la implantación de Valenbisi como foco de problemas viarios ya que «la gente que coge este servicio público suelen ser estudiantes Erasmus o gente que la utiliza de manera puntual y nos fastidian», se queja.

Fraile afirma que la asociación recibe muchas quejas de los taxistas porque sobre todo los fines de semana usan Valenbisi borrachos. «Se suben del paseo marítimo después del botellón y no están en condiciones de circular, lo que provoca muchos conflictos». Del mismo modo, está convencido de que la gente que utiliza la bici privada es más cuidadosa y respetuosa. ¿Sus reivindicaciones? Más sanciones.

Asociación Viandantes a pie

Aunque no existe un colectivo como tal en Valencia, sí hay una asociación nacional «Viandantes a pie», que reivindica sobre todo la importancia que tiene el peatón a la hora de diseñar un plan de movilidad, y lucha por preservar su figura como elemento para mantener el espacio común de todos, la calle.

Una de sus principales denuncias es que las aceras sean exclusivas para los viandantes. ¿Quién no ha tenido que apartase alguna vez de la acera para dejar pasar a una bici? Otra de sus reivindicaciones, al igual que las de Valencia en bici, es reducir la velocidad urbana a los 30 km por hora.

Apoyo de la universidad

Vicent Torres es profesor de urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia. Al principio no era partidario del servicio de Valenbisi porque «pretencía eludir el problema de una gestión apropiada del tráfico», pero reconoce que su introducción ha tenido un «efecto positivo» puesto que ha hecho «visible a los ciclistas en la ciudad debido a su éxito».

«Ha facilitado la explosión del uso de la bici que vivimos ahora, pero existen problemas que no están resuletos», añade y aclara que no hay una única solución para los problemas de circulación en una ciudad. «Hay que tomar más medidas: calmar el tráfico reduciendo la velocidad de los coches y ampliar la red ciclista y mejorarla», por ejemplo. «Lo que no puede ser es que haya carriles bici que terminan en un muro, o que te dejan tirado al llegar a una rotonda, o que se construyan en zonas por donde no pasa nadie. No hay continuidad», reivindica el profesor, que asegura que «esto es una cuestión más de calidad que de cantidad». Lamenta que no haya una «cultura de bici entre los técnicos» que diseñan las vías ciclistas. Así, ante la pregunta de sí Valencia es una ciudad apta para la bicicleta, su respuesta es rotunda: «no».

Mientras los ciclistas se quejan de la velocidad de los coches, los peatones reivindican su espacio en la acera y los taxistas se quejan de las bicis mal senñalizadas circulando en absoluta anarquía. A su vez, el transporte público se ha descongestionado sutilmente gracias a Valenbisi y el aire que se respira en la ciudad es más puro gracias al uso de las dos ruedas.

La gestión de está explosión no está en absoluto resuelta; sin embargo, se puede y debe cohesistir por el bien de la convivencia.

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