Los vecinos de Benimaclet iniciaron ayer el camino «hacia otro tipo de urbanismo sostenible e integrador», pero sobre todo «posible». Así lo anunciaba Jorge Hermosilla, vicerrector de Proyección Territorial de la Universitat de València, en la presentación del Concurso de ideas planteado por la Asociación de Vecinos para desarrollar el caduco PAI aprobado hace veinte años. El objetivo primordial es consensuar entre los agentes sociales, las instituciones académicas y la administración pública, la transición entre la ciudad y la huerta. Incidía también Vicent Esteban, director de la Escuela Técnica de la Universitat Politècnica, en lo «obsoleto» de un modelo urbanístico „ el aplicado por el Ayuntamiento de Valencia„, superado ya en muchos países europeos además de defender «el componente reivindicativo de los huertos urbanos». Antonio Pérez, presidente de la AAVV, ya había dejado claro en los instantes previos que había llegado el momento «de dar la palabra al barrio».

«Tenemos que elegir qué queremos conservar y qué cambiar, respetando la identidad de Benimaclet y persiguiendo una vida urbana más sana y tranquila», incidía Pérez en un Centro Instructivo Musical abarrotado de mayores, jóvenes y hasta niños. Pérez insistió en la idea de recuperar los espacios públicos, alzar la voz y proclamar qué Benimaclet se persigue para el futuro. «La ciudad de Valencia tiene una deuda histórica con los barrios», advirtió en un momento de su alocución, para recordar la idoneidad de las próximas elecciones municipales «para hablar alto y claro». Como lo hicieron varios escolares de los centros públicos de Benimaclet, que martillo en mano iniciaron el derribo de un muro de ladrillo levantado en el escenario y con el grafiti «Sense futur».

David Estal, arquitecto y secretario del concurso, admitía la dificultad del reto planteado por la extensión del PAI „más de 269.000 m2„ al tiempo de lo innovador de una propuesta que persigue «anticiparse y proponer cómo consensuar la transición entre la huerta y la ciudad». «Estamos ante un urbanismo caduco y sin sentido», reiteraba. Reconocidos arquitectos y urbanistas, como Zaida Muixí, además de representantes de las universidades, Pérez y Arturo Sanz (Huertos urbanos de Benimaclet), conformarán el jurado. Los participantes habrán de ser equipos multidisciplinares que ofrezcan respuestas a cómo habitar el territorio de forma participativa y comunitaria. Se valorará, sobre todo, aquellos planteamientos que preserven el modelo habitacional de casas de pueblo, alquerías y la relación con la tierra. Así como la «salvaguarda de las condiciones medioambientales existentes, como por ejemplo, las brisas marinas....», recordaba Estal. Las tres mejores propuestas serán premiadas cada una con 3.000 euros brutos. Todo ello, gracias al respaldo «decidido» y el patrocino de Caixa Popular.