Multitud de banderas arco iris poblaban ayer por el centro de València. Cánticos como «ser hetero no es una opción» o «me he cansado de estar en el armario» sonaban a viva voz desde la Calle Puerta al Mar, pasando por Colón y Xàtiva hasta la plaza del Ayuntamiento. Era el 16 de junio y la ciudad, como cada año, vivía su manifestación por el Orgullo LGTBI que organizan Lambda y otros colectivos. En esta edición se reivindicaba las realidades del movimiento transexual.

Con mucha juventud presente, el pasacalle arrancaba puntual. Sobre las 19:30 horas una batucada abría paso a la plana política valenciana más representativa. Con una pancarta con el lema «Conquerim la igualtat. TRANSformem la societat», el president de la Generalitat, Ximo Puig, presidía el centro de la misma. A su lado, otros miembros del Govern del Botànic como la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra, o el síndic de Podem en les Corts, Antonio Estañ; Por su parte, también estaba el diputado Joan Baldoví.

Asimismo, el Ayuntamiento estaba presente a través del alcalde Joan Ribó, la concejala de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, o la regidora de Cooperación y Participación, Neus Fàbregas. Tampoco faltaron los concejales de Comercio, Carlos Galiana, o de Igualdad, Isabel Lozano; así como su homóloga en la Diputació de València, Isabel García. El concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, fuera de la comitiva de cargos públicos, iba más atrás a bordo de la carroza que había preparado Fiestas de València, al ritmo de la música de Rafaella Carra.

Tras los políticos, llegaba el turno de los colectivos de Lambda. En primer lugar, los grupos transexuales -protagonistas de la manifestación de este año- cuyos colores eran desplegados en una gran bandera. A una voz chillaban «aquí está, la resistencia trans».

Otra bandera gigante arco iris reunía a uno de los colectivos de lesbianas al grito de «yo soy bollera y me gusta mi peluquera». Asimismo este grupo jugaba con su enorme tela, replegándola y corriendo a la mínima que tenían espacio por delante. Había muchos colectivos representados mediante asociaciones. Desde familias homoparentales, madres y padres de hijos gais y lesbianas, gente sorda, estudiantes o extranjeros defendiendo los derechos humanos en el mundo, como el venezolano Ángel que denunciaba «el hermetismo que hay en el tercer mundo. Nos tienen fobia y no tenemos leyes que nos protejan, València es excelente».

Pero no todo era juventud, el grupo de personas mayores de Lambda desfilaba como tal por primera vez. «Continuamos luchando por retos, siempre hemos estado. Esto era una utopía hace muchos años, nosotros abrimos el camino para que todos estemos aquí», explicaban José y Elies, de 60 y 55 años respectivamente. A pesar de no estar incluidos en las letras LGTBI, la asociación ACE representaba a los asexuales, que también tiene su propia bandera. «Nos hemos dado a conocer porque estamos muy invisibilizados», comentaba Gloria, coordinadora de la Comunitat Valenciana.

No faltaron los disfraces, desnudos y vestidos de drag queen. Confeccionados con plumas o hasta pajitas de plástico resaltaban sobre el resto. En especial, Ricard, un valenciano vestido de unicornio que esperaba «pasar una gran noche».? Desde la parte deportiva, el Club Esportiu Samarucs LGTBI+ representaba a un colectivo que agrupa a «seis secciones deportivas de forma inclusiva, aceptamos a todo el mundo» tal como contaba Javier Gil, vocal del conjunto.

Oltra, la más alabada

Una vez llegaban los autocares de los partidos políticos se pudo ver de nuevo a Baldoví, a pie junto a los suyos, y a una venerada Mònica Oltra que saludaba al público desde el bus. A su lado, Fran Ferri, portavoz de Compromís, se sentaba en la parte frontal del vehículo. Tampoco faltaron los autobuses de Ciudadanos o el PSPV. Por su parte, Pacma, Podem o Esquerra Unida lucían sus pancartas caminando, al igual que el Partido Comunista al grito de «es una lucha, no es una fiesta».

También se vieron autobuses de la Policía Local de València -completamente vacío- y de la EMT, este sí, con pura fiesta en su interior.

Al cierre estaba la auténtica celebración con los camiones montados por locales nocturnos. Repletos de gente y con la música a todo volumen, lanzaban confeti a los espectadores e invitaban al público a gozar de un día único por el ambiente que se vivió por las calles de València. La fiesta preparada en la plaza del Ayuntamiento para la noche y la madrugada por segundo año consecutivo haría el resto.