Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pintadas en las columnas del jardín del antiguo Hospital General de la ciudad.G. CABALLERO

Incivismo

Tres grafitis degradan piezas históricas del Jardín del Hospital

La falta de vigilancia del espacio, declarado Bien de Interés Cultural, propicia la organización de botellones

La historia de este espacio puede contabilizarse en cientos de años, ya que fue en el siglo XVI cuando se construyó el Hospital General de la ciudad con motivo de la centralización de todos los hospitales medievales de València. De este modo, desde el año 1512 sus instalaciones, además de servir para atender a numerosas personas, adquirieron valor arquitectónico y cultural con el devenir del tiempo. Tanto es así, que en el año 1963 el enclave fue declarado Conjunto Histórico Artístico.

Una catalogación, no obstante, no exenta de polémica. Su contenido confuso y escaso posibilitó que en el año 1974 se derribara, a razón de su remodelación, la icónica estructura sanitaria y asistencial. Actualmente, algunos de sus elementos descansan en el jardín de las calles Hospital y Guillén de Castro, donde diversas columnas se erigen estoicas expuestas a cualquier tipo de agravio. Considerado Bien de Interés Cultural, el espacio goza de protección patrimonial, aunque eso no imposibilita su degradación. En el año 2012 se inició el proyecto de restauración del vergel, una obra respaldada por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, quien dispuso los restos arqueológicos en mejor estado frente a la entrada del MuVIM. Atornilladas al pavimento, el estado actual de las columnas nada se asemeja a la magnanimidad que ostentan, pues están revestidas de diversas pintadas rojas.

Degradación del BIC

Los tan controvertidos grafitis fueron avistados y denunciados el pasado sábado por César Guardeño, presidente del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural. Pese a la difusión por redes sociales de las instantáneas de las pintadas, desde la Diputación de València, órgano competente y actual propietario del espacio, afirmaron no tener conocimiento del suceso y, por ende, tampoco una línea de actuación respecto a la reparación del daño causado en la estructura. «Siempre se va dos pasos por detrás de los delincuentes, debe mejorarse la vigilancia», esgrime Guardeño. Denuncia que la falta de videovigilancia favorece este tipo de «ataques contra el patrimonio», a los que se añade la celebración de botellones, los cuales dejan tras de sí numerosos residuos, como afirman vecinos de la zona. A la espera de un plan de actuación por parte de la Diputación y el Ayuntamiento de València, los responsables de las pintadas, cuya identidad todavía se desconoce, podrían incurrir en un delito sobre el Patrimonio Histórico, reglado en el Código Penal.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.