Paracetamol, ibuprofeno o diclofenaco son algunos de los fármacos más presentes en las aguas del lago de l'Albufera de València. A estos contaminantes, denominados como emergentes por los investigadores, se suman el litio y el talio, la cafeína, detergentes, drogas, aditivos, nanomateriales y compuestos perfluorados. Todos ellos encierran un doble peligro pues además de ser complicada su detección tampoco hay una legislación que establezca los límites máximos permitidos. «Se sabe que están y que pueden tener peligro, pero no hay una regulación. Por eso trabajamos en la elaboración de un mapa de la contaminación en el que se puedan situar los puntos negros del humedal», señala Yolanda Picó, del grupo de investigación en Seguridad Alimentaria y Medioambiental de la Universitat de València.

Picó fue una de las ponentes de la jornada «Los contaminantes emergentes en el Parque Natural de l'Albufera de València», organizada por la UV junto con el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) CSIC y Generalitat Valenciana. Bajo este paraguas se desarrolla el proyecto Prometeo que estudia la contaminación del antropoceno del Parc Natural. «Además de exponer la problemática de estas sustancias pretendemos establecer indicadores sobre los riesgos de determinadas actividades, así como métodos analíticos», señala Picó. El trabajo, que arrancó a principios de 2018 y tiene prevista una duración de cuatro años, confirma que la zona norte está más afectada que la sur. Algo que se explica por el cinturón industrial de Catarroja, la presión del área metropolitana de València con 1,2 millones de habitantes más la agricultura y sus pesticidas.

Plásticos en anguilas y llisas de l'Albufera de València

La pregunta es si las aguas se «limpian» en las estaciones depuradoras, ¿cómo siguen llegando este tipo de materiales al medio natural? La respuesta, por una parte, es que algunas áreas del territorio siguen aún vertiendo directamente a ríos o acequias. En cuanto a las plantas residuales aunque muchas ya aplican tratamientos terciarios, algunos de los contaminantes emergentes requieren de procedimientos más avanzados, comenta Picó. Otra fuente de contaminación a la que no es ajeno el paraje de l'Albufera de València es la de los microplásticos. Picó relata que su presencia puede calificarse de moderada, aunque advierte que solo han cuantificado los restos en el sistema estomacal de anguilas y llisas, así como en los sedimentos. Pero no en el agua.

El acto, que tuvo lugar en el salón de actos de la Facultad de Farmacia, contó con expertos de la talla de Damià Barceló, Eugenia Gimeno, Vicente Andreu, Juan Antonio Pascual y Julián Campo. El objetivo, según Picó, «es difundir el proyecto y concienciar sobre el problema». «No hay que abusar de los medicamentos y menos tirar al inodoro los que sobran, hay que llevarlos a los puntos de recogida de las farmacias», concluye.