El Ayuntamiento de València ha propuesto a la Generalitat Valenciana una iniciativa singular para que las personas migrantes puedan construir proyectos de vida en pueblos de la Comunitat Valenciana para, por un lado, favorecer su integración y, por otro, combatir la despoblación que sufre el territorio valenciano. Se trata de los primeros contactos, que quieren extender a la Diputación de Valencia, para «evitar la saturación de las ciudades» con la llegada de inmigrantes, que en principio ven en ellas más posibilidades de empleo y un proyecto de vida, explica la concejala de Cooperación al Desarrollo y Migración de València, Maite Ibáñez.

En una entrevista con Efe, Maite Ibáñez (València, 1973) sostiene que la «cuestión de la inmigración no es algo puntal, va a ser constante» y como ciudad acogedora, València ha de «cubrir unas expectativas» e integrarlos, y por ello se plantea esta iniciativa.

Pueblos medianos

Aunque parece compleja su integración en pueblos en riesgo de desaparición porque allí no hay trabajo, se cree que podría prosperar en comarcas que están en crecimiento negativo, con poblaciones de unos pocos o varios miles de personas.

En materia de Cooperación al Desarrollo ve una «necesidad real de más campañas de integración" con las que contestar a los ataques xenófobos que se están viviendo y valora la red establecida por la Coordinadora de las ONG de la Comunitat Valenciana y las nuevas líneas de comercio justo y alimentación sostenible que desarrollan.

Inmigración, apunta, es un servicio nuevo que antes dependía de Asuntos Sociales pero la realidad ha requerido que tenga una identidad propia y una línea presupuestaria, especialmente destinada a la sensibilización a través de proyectos culturales o educativos, entre otros, y a dar respuesta a la acogida de inmigrantes.

En ese ámbito, hace hincapié en que hace dos años la ciudad contaba con 96 plazas de acogida de gestión municipal, una cifra que el año pasado aumentó hasta las 250 y que actualmente se sitúa en 350 plazas.

Se trata, sobre todo, de varones adultos solos o familias que han pedido el asilo político y el ayuntamiento desarrolla el segundo nivel de ayuda que, más allá de hospedaje y manutención, incluye la mediación, el acompañamiento y la formación «que van a permitir que esas personas se integren». «Ha cambiado el relato de la historia y tenemos la responsabilidad como gestión municipal de dar una respuesta», asegura, y admite que dan respuesta a un volumen muy grande de competencias que no son municipales movidos para la realidad y la saturación de las ONG.

La concejala Maite Ibáñez subraya el trabajo que ha realizado desde el inicio del mandato para coordinar competencias con la administración provincial y autonómica y espera que se configure el Gobierno estatal para hacerlo también.

Aulas de integración

Para favorecer esta integración, la también concejala de Educación ha propuesto como experiencia piloto implantar en los tres colegios de competencia municipal aulas de integración y de inclusión para «asegurar que hay una buena convivencia con la diversidad, con la interculturalidad y para dar oportunidades a las nuevas realidades».

«Es una de las líneas principales que quiero aplicar en este mandato», apunta Ibáñez, que asegura que aunque aún no hay una estructura definitiva, ya se ha reunido con diferentes actores como el Colegio de Educadores Sociales, que trabaja en el absentismo escolar, y que tanto residentes como inmigrantes no abandonen los estudios.