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Jaume Chornet en la puerta de su casa, junto a la EDAR.germán caballero

"Tenemos que dormir con las ventanas cerradas por el mal olor"

"Durante el confinamiento el olor se ha reducido mucho, pero ahora ya vuelve a ser insoportable"

La vida al lado de la principal depuradora de aguas residuales de València es muchos días un calvario para los residentes que como Jaume Chornet, portavoz de los vecinos que ganaron la sentencia que obliga al cierre de la EDAR, tienen la planta a pocos metros casa. «Puedo abrir la ventana del salón, sacar la mano y tocar la valla de la depuradora», comenta.

Durante el confinamiento, explica, «el olor de la depuradora se ha reducido, pero con la vuelta a la normalidad vuelve a ser insoportable y por las noches no podemos dormir con las ventanas abiertas». Mejoras técnicas como cubrir las balsas y depósitos que prevé el plan de la conselleria de Transición Ecológica podrían aliviar el problema de los malos olores, que en las viviendas ubicadas junto a la planta superan 15 veces los valores recomendados.

Los vecinos han pedido que se evalúe la incidencia de enfermedades como el cáncer en la población del entorno de la depuradora, en cuyas casas no suele haber objetos decorativos de metal «porque en pocos días se oscurecen y estropean por las emanaciones de gases».

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