La pandemia generó meses atrás un aumento de perros que quedaban desprotegidos por el fallecimiento o enfermedad de sus dueños. Una orfandad por causas de fuerza mayor, que se notó en la protectora cuando empezaron a ser llamados para llevarse este tipo de ejemplares, que ni familiares ni deudos asumían o podían asumir como propios.

Con el desarrollo de los acontecimientos, ahora está surgiendo un nuevo tipo de animal abandonado: «el de las casas deshauciadas o desocupadas». Aquellas familias que, con la crisis económica, han abandonado los domicilios, pero que a la hora de hacerlo dejan, sin demasiado miramiento, a su animal de compañía o los que, directamente, no pueden llevárselo. «Hemos notado claramente esa nueva situación. Y nos hemos encontrado casos verdaderamente desgarradores en el caso de los perros, sobre todo cuando el perro se ha quedado en la casa sin más explicación».