El Valencia CF todavia adeuda al Ayuntamiento de València 10,7 millones de euros por el solar de 70.000 m2 de uso deportivo privado, hotelero y comercial de la avenida Corts Valencianes donde se encuentra el nuevo e inacabado estadio de fútbol, a cuya venta podría recurrir el club en un intento de desbloquear el embrollo urbanístico y deportivo del nuevo estadio. Solución que en cualquier caso el ayuntamiento, gobernado por Compromís y PSPV, exige al Valencia CF y que se complica con el vencimiento en 2021 del plazo para acabar el nuevo campo fijado en la Actuación Territorial Estratégica (ATE). Esta figura urbanística fue aprobada por la Generalitat para allanar el camino a la operación urbanística en los terrenos del viejo Mestalla fijando a la vez unos plazos que el club no ha sido capaz de cumplir. El ayuntamiento entregó al Valencia CF en 2007, en plena euforia de la Copa del América, el solar dotacional de Corts Valencianes, de ubicación estratégica, valorado entonces en 45 millones de euros. A cambio recibió varias parcelas repartidas por la ciudad valoradas en 25 millones de euros y 19,8 millones en metálico (23 sumando intereses).

El ayuntamiento aprobó, a instancias del club, el pago aplazado de dicha cantidad, en diez cómodas anualidades, a abonar a partir de marzo de 2015 y hasta marzo de 2024. El Valencia, que hipotecó el solar para hacer frente a los pagos, ha cumpllido hasta ahora con las anualidades, según han confirmado a este diario fuentes municipales. El próximo 15 de octubre el Valencia CF tendrá que abonar otra anualidad de 2,3 millones de euros (intereses incluidos) al consistorio y aún le quedarán por pagar 8,4 millones más para saldar la deuda.

Fuentes municipales aclaran que la opción de vender el suelo de Corts Valencianes, que el Valencia aún está pagando, es posible si la ATE finalmente caduca. La reversión del suelo de Corts Valencianes a la ciudad, en cambio, no sería posible porque el convenio de permuta «no estaba condicionado a ningún plazo de ejecución» y es por tanto «irreversible».

El solar de Corts Valencianes tiene un uso dominante deportivo privado (60%), compatible con hotelero y comercial (40%). Sin embargo, parte del dinero por una eventual venta del suelo de Corts Valencianes, que supondría la renuncia al nuevo estadio, tendría que invertirse en derribar loconstruido y en demoler la ampliación de las gradas del actual campo de Mestalla, en la avenida Aragón, anulada por una sentencia judicial que dejó además fuera de ordenación el actual Mestalla.

En la delegación de Desarrollo Urbano, con Sandra Gómez al frente, apuntan que todas las opciones «son complejas». «Lo mejor es que el club acabe como sea el nuevo estadio», recalcan.

Con el alcalde, Joan Ribó, y sus socios de gobierno del PSPV presionando para ver acabado el nuevo estadio, cuyas obras se paralizaron en 2009, y tras fracasar el acuerdo con ADU Mediterráneo para construir las torres de viviendas y la galería comercial en los terrenos de la avenida Aragón, el club busca una tabla de salvacion. En el gobierno municipal se da por supuesto que Peter Lim buscará ganar tiempo para finalizar el estadio y prorrogar o renovar la ATE en la reunión que tiene prevista a la vuelta del descanso estival con el presidente Ximo Puig.