Casi como si se tratara de un bien declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la Semana Santa Marinera va a ver respetados todos sus elementos característicos, tanto en la calle como en interiores y monumentos, dentro del desarrollo del Plan Especial del Cabanyal. Patrimonio Inmaterial dels Poblats Marítims y de la ciudad de València. De tal manera que las actuaciones urbanísticas que se lleven a cabo deberán respetar absolutamente las calles y plazas, iglesias y paneles cerámicos, itinerarios y, en definitiva, todos aquellos elementos que preservan la fiesta desde hace generaciones.

La vicealcaldesa de València y responsable del área de Urbanismo, además de cofrade de la Semana Santa Marinera, Sandra Gómez, ha asegurado que con esta medida «se protegen elementos característicos de una de las semanas santas más espectaculares y singulares de España, en la que destacan elementos materiales e inmateriales». Como si de la Unesco se tratara, el Plan Especial ha generado un catálogo de protecciones que abarca la fiesta de principio a fin.

Gómez ha destacado, en ese sentido, la imaginería, la representación de personajes bíblicos por parte de los vecinos y vecinas, los espacios simbólicos en los que se desarrolla, como son los cuatro templos parroquiales, plazas y calles del Cabanyal, el Canyamelar y el Grau. Entre las que destaca «la calle de la Reina como eje principal de las procesiones».

En algunos casos la propia secuencia ritual marca el escenario urbano de manera permanente, como es el caso de los paneles cerámicos que representan las distintas estaciones del Via Crucis y que pueden reconocerse en distintas calles. Uno de los elementos más vulnerables, al estar expuesto a las inclemencias, el vandalismo y el deterioro de fincas, además de la falta de estética que genera el cableado que corre en paralelo a las aceras por encima de las puertas.

También está incluida la estatua en recuerdo de Empar Barrón Cambra, víctima de la violencia machista, y el Santo Sepulcro del Canyamelar. Su estatua, inaugurada hace seis años en los jardines del Mercat del Cabanyal, luce ataviada de Rosa Mística, es objeto de homenaje permanente, especialmente en las fechas de las fiestas.

A estos espacios se suman las sedes de las hermandades y cofradías «que desempeñan un papel fundamental como espacios de cohesión y construcción identitaria, así como las viviendas particulares que custodian las imágenes religiosas».

No desfigurar calles y plazas

Por todos estos rasgos singulares, Sandra Gómez ha impulsado desde Urbanismo la protección de la configuración de la Semana Santa con una «actitud sensible por parte de aquellas intervenciones urbanísticas que puedan afectar a los espacios en los que se desarrolla». Según ha explicado, «esa sensibilidad pasaría por no desfigurar las calles y plazas que sirven como escenario de procesiones y otros actos, manteniendo singularidades urbanísticas y arquitectónicas».

Deberán ser conservados, sin que este hecho suponga la protección material del inmueble en el que se ubican, sino el mantenimiento de unas condiciones de ornato y permanencia patrimonialmente adecuadas, con especial atención a los anteriores a 1970, a los que se aplicará el mismo régimen de intervención que a los paneles cerámicos relativos a rótulos y elementos informativos y publicitarios, comprendidos entre 1940 y 1970.

Las estaciones de penitencia jalonan las calles procesionales de los barrios marineros. Algunas de estas «rajolas» tienen muchas décadas de antigüedad y se generará el compromiso de preservarlas, incluyendo las que tienen ya algún deterioro por su exposición a los agentes externos.