Si no hubiera habido una pandemia, los monumentos falleros deberían haber ardido a las diez de la noche pero la mayoría se perdieron entre las llamas a las ocho. Es uno de los cambios instaurados por la crisis sanitaria que se impuso por respetar el toque de queda que había en su día y se ha quedado. Todo se adelanta. Las infantiles a las ocho y las grandes a las diez (antes era a las diez y a media noche). Columbus, la falla infantil de la comisión Gayano Lluch creada por el artista Sergio Alcañiz que ha ganado el primer premio de Especial por primera vez en su historia, empezó a arder con una puntualidad medida. A las ocho y treinta minutos exactamente, la Fallera Mayor Infantil, Lucía Viana encendía la primera traca. Minutos antes detallaba a este periódico que no quería quemar la falla. «No quiero que se acabe, me lo he pasado genial», contaba.

Chuches, churros y chocolate

Y era entendible. Los casi 200 niños y niñas de la falla llevaban toda la tarde de marcha. Chocolatà y fiesta de disfraces y, minutos antes de ver quemar el monumento, algunos merendaban. Chuches, chocolate con churros. Gajes de los cambios horarios. Casi todos coincidían en que la cremà a las ocho era una buena decisión para que «todos podamos estar», pues en ocasiones —sobre todo cuando el día siguiente es laborable— las familias no se quedan hasta el final porque se hace largo. «Este ha sido un año espectacular, los niños y niñas han vivido con una emoción desmedida que su falla sea la principal, la ganadora, todos lo contaban en el cole», explica Eva, una fallera de la comisión.

Mientras conversaba con Levante-EMV,de fondo se escuchaba a los «gayanitos» (así es como llaman a los niños de Gayano Lluch) cantando «campeones, campeones», bailando y entonando distintas canciones.

El ambiente era de alegría desmedida y también de sentimiento por cerrar una ejercicio. Las Fallas 2022 han sido para Gayano Lluch inolvidables. Por la recuperación. Por el premio. Por la lluvia. Ha sido todo en uno. «Nunca vamos a olvidar este año», decía la Fallera Mayor Infantil, que dejará de serlo el año que viene, tras tres años de mandato por la pandemia de la covid-19. Eran las 20.:33 y el fuego empezaba a emanar del interior de la estructura. Una imagen que se difuminaba entre el humo que dejaba la traca antes de encenderse por completo. La creación de Alcañiz prendió rápido ante la mirada de cientos de falleros y visitantes. Los representantes de esta falla del barrio de Torrefiel no podían aguantar las lágrimas ayer. Con los ojos vidriosos miraban cómo el elemento central de la fiesta se desvanecía entre las llamas. Es ley de vida, el arte es efímero y las fiestas tienen una duración, pero ver la estructura central de todo un año desvanecerse en el espacio hacía aflorar muchos sentimientos. El vínculo entre la «marea naranja» y el artista que les ha llevado a lo más alto no se acaba aquí. Ayer mismo y minutos antes de presenciar la cremà de Columbus, el presidente de la comisión, César Rivero y el artista Sergio Alcañiz firmaron una renovación para las fiestas de 2023 y 2024.