Las obras de la plaza de la Reina se dieron ayer por terminadas y a falta de cerrar los últimos flecos entre la empresa y el ayuntamiento todo indica que la obra será recepcionada y se abrirá al público en el día de hoy. Basta con retirar las vallas para que la gente entre, porque verse, ya se puede ver en toda su extensión y comprobar cómo se ha repartido el espacio. Lo mismo que hay críticas por el exceso de piedra o la escasez y mal reparto de las sombras, también los futuros usos de la plaza pueden complicarse viendo el reparto de los espacios en el conjunto del recinto.

De entrada, una buena parte de la plaza, la de la derecha según se mira hacia la catedral, queda hipotecada por los accesos al aparcamiento, que tiene entrada desde la calle La Paz y salida por la calle del Mar. Se trata de una franja de unos 50 metros de largo con una anchura de casi un tercio del total de la plaza, un espacio similar al que ocupaban los accesos al parking que había antes de la remodelación, aunque en este caso pegados a un lateral y no en el centro, lo cual disminuye el impacto.

Y al otro lado, a la izquierda, ocurre lo contrario, se ha dejado un pasillo entre las terrazas y la plaza de unos seis metros de ancho que estrangularía muchas de las actividades que se organizan en la plaza o que discurren por la misma.

Pensando en la ofrenda

Una de las que más debate genera es la ofrenda a la Mare de Dèu en las Fallas. Por la plaza de la Reina deben pasar tanto las comisiones que entran desde la calle San Vicente como las que llegan por la calle La Paz. Para las primeras está el citado pasillo hasta la calle Micalet y la plaza de la Virgen, más estrecho de lo habitual, pero asumible para un desfile de cinco falleros o falleras por fila.

Pasillo desde San Vicente a la catedral, estrecho para la ofrenda. J.P.

La mayor complicación estará en la entrada por La Paz, pues habrá que mover mobiliario urbano para hacer un pasillo por la plaza que permita llegar hasta la calle Barchilla para entrar por detrás de la basílica y la catedral.

Algo parecido ocurrirá con las procesiones que habitualmente se hacen en el entorno de la Plaza de la Reina, entre ellas las de la Virgen, el Corpus, San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir. Y también podría ocurrir con la Procesión Cívica del 9 d'Octubre si un cambio de gobierno la llevara hasta la catedral para el Te Deum. Con el actual gobierno municipal no se está haciendo, pero tanto el PP como Ciudadanos son partidarios de recuperar esa tradición.

Finalmente, hay que citar los mercadillos, fundamentalmente el de Navidad y el de la Escuraeta (de la Virgen al Corpus), y la plantà de la falla Reina-Paz-San Vicente, aunque en este último caso se ha abierto un hueco importante en la entrada a la plaza que puede ser su sitio.

Cualquiera de estas actividades será posible con estrecheces y ajustes mobiliarios, pero debate no falta sobre la forma de hacerlo, incógnitas que se irán despejando según lleguen las fiestas.