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Germán Caballero
Ver galería >“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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“No somos héroes”. Enrique Gisbert ha pronunciado esta mañana su discurso más complicado. Delante de casi 200 compañeros, al borde de la lágrima, el jefe de Bomberos del Ayuntamiento de València ha repetido una de las máximas del cuerpo: “No somos héroes ni queremos serlo”. Una afirmación que podría pecar de falsa modestia en un colectivo distinto, pero no entre bomberos expuestos a la muerte sin mayor gloria que el éxito de su misión: salvar otras vidas a cambio. Obviamente se refería a la tragedia de Campanar.
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