Eran las doce del mediodía del martes, 31 de octubre, y por la emisora de la Guardia Civil recibieron la alerta de que una joven en situación emocional totalmente inestable y armada con un cuchillo de cocina de casi 30 centímetros de hoja estaba a punto de saltar al vacío desde el balcón de su casa, un primer piso con una caída de 10 metros hasta la calle. La patrulla perteneciente al servicio de Prevención de la Delincuencia del puesto principal de la Guardia Civil de Picassent la componían tres guardias, entre ellos, el agente Jesús Alcañiz.