En la encrucijada de la calle Roteros con En Roda, a la puerta de un pub, viernes, sábados y vísperas de festivos, entre medianoche y altas horas de la madrugada, se ha asentado un botellón compuesto por unas docenas de jóvenes que se aplican sin recato al consumo de alcohol y al griterío. Dada la estrechez de la calzada y la altura de los edificios los decibelios se multiplican hasta niveles intolerables. Llamar a la policía ha sido tan eficaz como hacerle cosquillas a un muerto. Digo yo €y seguro que represento a la mayoría de los vecinos damnificados€ si el Síndic de Greuges no nos echaría una mano para aliviarnos este martirio, pues la alcaldesa de la capital del estrépito no es sensible a estos problemas, que obviamente no sufre en su casa. Además, el único escándalo que al parecer le atañe hoy por hoy es el saqueo de Emarsa. ¿Por qué no se aplican las Ordenanzas y se afronta con rigor este gamberrismo nocturno? ¿Está la ciudadanía de Valencia tan desarmada ante la ofensiva de los gamberros y gamberras?