Soy vecina de la calle Alboraya de Valencia. El cambio en las líneas de autobús va a perjudicar gravemente la vida de mi barrio. De las dos líneas que pasan más próximas a la calle Alboraya, el recorrido de una de ellas por la barriada ha sido eliminado (línea 8) y en otra ha suprimido la parada en el centro de especialidades (línea 11). Un hecho relevante para un barrio que es una zona altamente envejecida, ya que los cambios programados son especialmente injustos con la gente mayor.

Se elimina la única conexión directa que tenemos con nuestro hospital de referencia, La Fe, con la supresión de la línea 8 por nuestro barrio. Creo que ni el concejal de movilidad ni su equipo son conscientes de que esa línea vertebra la vida social de nuestra zona con el centro de la ciudad, con Ruzafa y con la zona sur de la ciudad. Por lo que respecta a la supresión de la parada de la línea 11 frente al Centro de Especialidades, la situación resulta igualmente sangrante: se traslada la parada a la calle Almazora, lo que supondrá que la gente tendrá que cruzar tres calzadas y varias vías de tranvía, con lo que eso significa para las personas de movilidad reducida.

Espero que las personas que componen la concejalía de Movilidad sean conscientes de que no todo el mundo puede viajar en coche oficial (no poseen cargo alguno), ni en bicicleta (su salud o edad no se lo permite), ni en taxi (la situación económica no pasa por su mejor momento), ni cuentan con familiares que los puedan llevar en coche (además de constituir la solución con mayor impacto medioambiental). Querían ofrecer un gobierno municipal abierto a la participación ciudadana y están obviando las demandas de todo un barrio e incurriendo en dejes pasados. Queremos que nuestros impuestos se inviertan adecuadamente en cubrir las necesidades ciudadanas y no se eliminen servicios que hasta el día de ayer existían y cohesionaban socialmente diferentes generaciones y barrios: se supone que en eso consisten la democracia y el Estado del Bienestar. María José Marzá. Valencia.