Leí en su día un artículo titulado «Lista de espera, reserva deseada», que me hizo sonreir. El argumento es que al parecer un grupo de personas considera importante un restaurante por lo que de inaccesible tiene y por tener muchas reservas. Da la impresión de que cuantas más reservas tienen anotadas en el restaurante, más lo desean esos posibles comensales. Lo que no sabemos es si el menú les dejará satisfechos, pues no saben cual es, aunque la cuestión es comer o cenar allí. Y me ha hecho sonreir digo, porque jamás se me ha ocurrido reservar, pues si no había sitio por tener el restaurante muchas reservas, ya que no la había hecho previamente, no me he sentido nada frustrado; lo más probable era que al lado mismo existiera otro restaurante que estuviera compitiendo en calidad y precio.

Yo no le veo ningún problema. Hay gran variedad de restaurantes y para todos los gustos, y no hace falta tener solo uno al que querer ir a comer todos. Hace ya mucho tiempo que me planteé que para comer en un restaurante, ni espero, ni hago cola, ni hago reservas, pues en última instancia tengo un gran elenco de sitios y a orillas del mar „Arenas, Malvarrosa, Cabañal,Cañamelar...„ donde sin colas ni reservas, puedo tomar y degustar, por ejemplo, una genuina, única y exquisita paella valenciana. Francisco Javier Sotés Gil. Valencia.