No hay nada peor, en la existencia de la humanidad, que comprobar que alguien, por la razón que sea, prive de la vida a un semejante. Cuando oímos o vemos que se da un crimen nuestras conciencias hierven de pura rabia ante la indefensión. Cuando vemos en la tele, leemos en el diario o vemos en nuestros barrios que han asesinado a una mujer, sea quien sea, la sensación de impotencia que sentimos no tiene explicación. ¡Que día a día ocurran estos hechos rompe el alma! Que siendo cerca de 50 millones de habitantes como somos es inconcebible que de una vez y ya para siempre no pongamos una ley inexorable al máximo, que juzgue y castigue sin ninguna clase de miramiento a estos seres sin conciencia que privan de la vida a nuestras madres, a nuestras hermanas, a cualquier amiga, cuando las mujeres son las creadoras de la humanidad. ¡sin ellas no existiría la vida ni la habría habido nunca! Enrique San Valero. Valencia