El lúcido y brillante artículo de Joaquín García Roca (Levante-EMV del 24 de marzo) no oculta un cierto pesimismo ante el poco arraigo del giro renovador del papa. Como síntoma, más que las opiniones de un periodista duele la rotunda derrota del candidato franciscano en las elecciones a la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal Española ante el cardenal de la magna capa. Si el prelado ganador decidiera, como san Martín de Tours, dar la mitad de su amplia capa a un pobre, en su vuelo se podrían acoger una docena de menesterosos. Puede ser una buena metáfora del estancamiento actual de la Iglesia. Es probable que el pontífice no logre frutos con su reforma por demasiado lampedusiana, al igual que fracasó la socialdemocracia en toda Europa al intentar mantener el statu-quo mientras repartía solo las migajas del sistema. Pero hay que continuar con esperanza porque, como escribió André Gide, «Si le grain ne meurt»... Pedro Frontera. València.