A ver si nos entendemos. He leído en las últimas semanas varias cartas al director en las que se instaba al concejal Giuseppe Grezzi a suprimir el aparcamiento en el carril bus de València; aunque también se le requería para lo contrario. Pero, por lo que veo y leo, de lo que se trata es de enarbolar la crítica gratuita, sin datos ni argumentos que la sustenten: si no se hace carril bici, porque no se hace; si se hace, porque se hace. Si se permite aparcar en el carril bus, porque se permite; si se prohíbe, porque se prohíbe.

En este sentido, Juan Miguel López se queja de tal prohibición apelando a colectivos como el de los vecinos sin saber que éstos, en su día, aplaudieron tal iniciativa por considerar que era una forma de reducir la contaminación acústica que tanto afecta a la conciliación del sueño. Si a esto añadimos las quejas de otros colectivos, como el del taxi, creo que es comprensible semejante iniciativa. Y como se trata de convivir en sociedad, soy el primero que apuesta por entablar un diálogo con todas las partes para llegar a acuerdos: vecinos, taxistas, usuarios, aparcamientos públicos y privados... Sólo así se llegará a una solución efectiva.

Pero lo realmente preocupante, como si la echara de menos, es la alusión a la dictadura. Como intuyo por dónde va, me permitirá algunas puntualizaciones: en València, a día de hoy, no hay escasez de productos en los supermercados ni falta de combustible en las gasolineras; de las misma manera que no se detiene ni se enchirona a la oposición por pensar diferente y, desde luego, el TSJCV o, en su defecto, el TS, no ha suprimido los poderes que tiene el parlamento valenciano. Invito al señor López, pues, a que consulte el diccionario de la RAE y busque la definición de dictadura, tal vez se sorprenda. Por cierto, sería interesante una carta suya con la opinión que le merece el caso del director de la DGT. Muchas gracias. Óscar Campos Caudé. València.