Hay que estar ciego y sordo para no ver ni oír lo que está sucediendo en España y no darse por aludido. Cada día te enteras de algo que te conmueve y que te entristece como la noticia de la pareja de ancianos a los que el Gobierno pide 10.000 euros por su pensión en el extranjero. Y, sin embargo, vemos con estupor que otras personas pudientes se salen de perlas con sus actuaciones, dándose de baja en sus partidos, como por ejemplo un señor ministro que con sus papeles en Panamá no contribuye al Estado, o Blesa y Rato que arruinan un banco con sus tarjetas y otros más. Que un señor ministro y un director deTráfico trapicheen con un piso de la Guardia Civil reformado con 50.000 euros y que no se sancione€ Que toda una familia catalana, los Pujol, haya hecho tanta cantidad de barbaridades ya probadas y todos libres en la calle como si tal cosa.

Y tantos casos más que enumerar que tendríamos que hacer una lista larga para que se pudiera llegar a una comprensión. Pero no importa, como todos los demás estamos ciegos y sordos y la inteligencia la tenemos poco menos que nula, nos pueden hacer lo que les plazca porque nuestras bocas están herméticamente cerradas. Enrique San Valero. València.