Nos acercamos a esas fechas tan odiadas por nosotros, los estudiantes. Esas fechas en las que vivimos encerrados en nuestra habitación como si estuviéramos hibernando. Y con ellas llega de la mano el ir por la calle repasando los apuntes, el dormir tres horas gracias a nuestro gran aliado el café o el cruzarse con grupos de jóvenes cuyo único tema de conversación son las preguntas del examen de matemáticas que acaban de realizar. Esperemos que esa época de exámenes acabe cuanto antes y que las horas que gastamos en estudiar se vean reflejadas en los resultados, ya que lo que nos estamos jugando es nuestro futuro y no el de nadie más. Javier López Blanes. València.