Las organizaciones o entidades «educativas» separatistas, como Somescola, el sindicato USTEC, la federación de asociaciones de padres FaPaC y otras, dicen ahora que actuarán en defensa de la democracia porque entienden que la escuela no puede ser un terreno de precintos y amenazas. Pero no veo la misma contundencia, es decir, no veo ninguna contundencia para defender a los menores de los ataques manipuladores de que están siendo víctimas dentro de la misma escuela por parte de sus directores y maestros.

Siento una gran indignación e impotencia ver cómo se manipula a los niños, incluso a niños de Educación Infantil, a los que se les está envenenando su inocencia, inoculándoles el odio a España, a los españoles, a la Guardia Civil, etc.

Escuchaba y veía el otro día por televisión a unas niñas de no más de 6 años, mientras pegaban carteles ilegales en las paredes de su colegio, que contestaban a la pregunta que les hacia la periodista de si sabían lo que significa la palabra independencia diciendo que es «vivir libre sin que te manipulen los de fuera». ¡Pobres criaturitas! Les han convencido, con mucha facilidad, dada su poca madurez y falta de discernimiento, que España las manipula (pienso que tampoco sabrán lo que significa manipular), cuando no les roba, pero ellas no saben que la manipulación más desvergonzada, inmoral, rastrera e incluso delictiva, les vienen de dentro, de sus mismos profesores que les cuentan milongas sobre la milenaria historia del «Estat Catalá», o sea, la historia a la carta, según a ellos les conviene, o de sus mismos políticos que quieren hacerles creer que una cosa es la legalidad y otra la legitimidad, como si una sin la otra significara algo.

Me dan pena esos niños y adolescentes utilizados como carne de cañón de politicastros y de maestros sin pizca de honradez, para que salgan a la calle como barreras infranqueables en contra de las fuerzas de seguridad. Me dan pena esos niños y adolescentes educados para desobedecer las leyes en lugar de para cumplirlas. Pienso que algún día la historia nos pasará factura de estos desmanes, pero no sólo la historia sino la salud mental de esos niños y jóvenes educados contra la islamofobia, pero en el odio y la hispanofobia, es decir contra la fobia a su misma Nación. Apañados estamos si esos niños y adolescentes son nuestros futuros gobernantes. Rafael Bellver Galbis. Psicopedagogo colegiado. València.