El 15 de mayo de 2011 unas 40 personas acamparon de forma espontánea en la Puerta del Sol, reclamando un mejor sistema democrático que acabara con el bipartidismo y promulgara una serie de cambios en torno a la división de poderes.

El movimiento tuvo un seguimiento esperanzador: decenas de manifestaciones pacíficas se sucedieron a lo largo y ancho del país, e incluso se llegó a formar un partido político, el Partido X, que lucharía por paliar los problemas que acontecían en España. Se avistaban cambios. Esperanza. España estaba unida y luchaba por su presente y su futuro.

Desde la perspectiva del tiempo y tras el paso de los años, observamos que los indignados lo siguen estando, pero se han diluido. Ya no luchan juntos. Ya no tienen fuerza. El bipartidismo es historia, sí. Ahora no son 2, sino 4. ¿Y qué ha cambiado? Nada. Absolutamente nada. Se pasan la pelota de unos a otros mientras van sucediéndose desahucios, escándalos de corrupción y hasta másteres en currículums de quien no pisó la Universidad.

Indignados seguimos estando, pero no hacemos nada. Aún nos pasa poco.