¿Cómo y cuando llega José Prades como ingeniero al Ayuntamiento de Castelló?

Gané la oposición el 15 de mayo de 1978 con 36 años. Antes había estado trabajando siete años y medio con Batalla y me dejé el puesto para preparar la oposición durante un año. Un 31 de diciembre dejé Batalla para luego ir al ayuntamiento y un 31 de diciembre también me he jubilado y dejo el ayuntamiento después de 33 años.

¿Cómo era Castelló cuando usted asumió la responsabilidad de ingeniero municipal?

Era pequeña, acogedora, nuestra ciudad a la cual queremos mucho, que hasta 1971 no llegó a 70.000 habitantes. Todos nos conocíamos. Los niños jugábamos en la calle. Prácticamente sólo existía la carretera de Borriol, la de l'Alcora, la Nacional y la del Grau a Les Villes de Benicàssim, que en un tiempo se acababa al pasar el aeroclub.

¿Cuál fue su primera obra?

Mi primera obra como ingeniero con Batalla fue el acceso del Desert al Bartolo. Con el ayuntamiento, fue la apertura de la calle donde nací (Canónigo Segarra). Le pedí al alcalde que me dejara abrirla. Yo vivía en una típica casa de "llauradors" con una puerta grande por la que entraba el carro. Mi padre era jornalero eventual del campo y mi madre trabajó en la fábrica de chocolates Penyagolosa.

¿Siempre ha corrido el rumor de que Castelló se pone en las facultades como ejemplo de la ciudad que no se debe hacer?

Mucha gente me pregunta eso y digo que es mentira. Hay por ejemplo un libro que habla de la destrucción arquitectónica de España y da puntuaciones de 10 en destrucción a muchas antes que a Castelló, que puede estar en 9, pero no como la peor.

¿Pero de dónde viene esa mala herencia urbanística de la ciudad de Castelló?

En el año 61 había un contratista que decía que los edificios de la ciudad debían crecer hacia arriba. Se quería ganar más dinero y se hicieron edificios horrendos. El problema que tenemos es la falta de sensibilidad. Vemos que en ciudades como Vitoria no se ha dejado tocar el casco viejo de la ciudad y que en otras no se ha hecho ni caso y ha dado igual, y Castelló fue una de esas. Era una cuestión de dinero, de la especulación, y ahora ya es muy difícil cambiar. Y aún así, en algunas calles como Alloza aún puedes ver los edificios y distinguir el sello personal de cada arquitecto, de Montesinos, de Ros de Ursinos. Pero en los 60 se optó por esa construcción. También he de decir que en los últimos 25 años la ciudad ha mejorado mucho.

¿Qué anécdota recuerda especialmente de sus primeros años?

Antes incluso de entrar en el ayuntamiento, recuerdo con mucho cariño la obra de la calle Gobernador, que era difícil y a la que finalmente le dimos la solución actual, que ahora cambiará por el Tram. Una obra es como un hijo. Tiene un proceso de gestación y luego la ves crecer. Por ejemplo, el otro día cogí el coche y comprobé que con los 12,5 kilómetros que ya tiene la ronda de circunvalación puedes dar la vuelta a la ciudad en 12 minutos. O también ver cómo el bulevar de la vía ha descongestionado el tráfico, o las rotondas de la Avenida Valencia, que ahora evitan las colas que antes había para entrar en la ciudad.

¿Ha trabajado con todos los alcaldes desde la transición a la democracia? ¿Qué recordaría de cada uno de ellos

Sí, empecé con Vicente Pla como alcalde en una época de poca inversión porque habían pocos recursos. Después, Antonio Tirado trabajó mucho para integrar los grupos periféricos, una labor que Daniel Gozalbo continuó. Después, cuando las redes de alcantarillado y canalizaciones que no se ven estaban hechas, José Luis Gimeno desarrolló más la ciudad en la superficie. En 25 años nuestra ciudad ha cambiado como de la noche al día. Todos los alcaldes han sido importantes. Cada uno de los alcaldes ha dado respuesta a lo que la ciudad necesitaba en cada momento.

Obras como la ronda ya están a punto de concluir, pero algunos dicen que han tardado demasiados años para 12 kilómetros ¿Es Castelló la hermanita pobre de la Comunitat a la hora de recibir inversiones de la Generalitat?

Las obras se han de hacer poco a poco, y creo que la ronda se ha hecho al ritmo que se necesitaba. Hay que tener en cuenta que las infraestructuras cuestan mucho dinero y ese dinero debe salir de nuestros impuestos, pero luego no queremos pagar impuestos. Y respecto a las inversiones que recibe Castelló, eso ya me pasó cuando era presidente de la Federación de Atletismo de Castelló, y me tocó pelear para que nos dieran el dinero que correspondía, porque ya lo habían repartido para Valencia y Alicante. Y logré que nos dieran dinero en función de las competiciones organizadas y el número de atletas. Es una cuestión de pelear. Y vale que podría haber llegado un poco más, que Valencia y Alicante me gusta como están quedando; pero Castelló también me gusta mucho y ha cambiado mucho en 25 años.

¿Qué hace José Prades en sus ratos libres?

Soy coleccionista de muchas cosas: fotos, postales. Ahora estoy investigando y documentando la historia de mi ciudad a través de la prensa. Es francamente apasionante conocer la historia de tu pueblo. También he sido presidente de la Federación de Atletismo y aún soy juez en competiciones. Y soy desde hace años presidente del Colegio de Ingenieros de Castelló.

¿Qué va a hacer ahora con más tiempo libre?

Una de las cosas es darle forma a todo lo que he publicado aquí y allá y hacer un pequeño libro. Y también un relato de vivencias contadas de una forma jocosa con algunas de mis fotografías para ilustrarlo. Tengo más de 10.000 fotos de la ciudad. Las de deporte se las he donado al Patronat d'Esports.

Me consta que otra de sus pasiones es ser albinegro...

Sí -sonríe-. Soy socio del Castelló desde el 53-54 (le pedí a mi padre que me sacara el abono infantil). Luego lo di de baja porque me fui a estudiar a Madrid, pero tal como llegué volví a hacerme socio en el 69. Siempre he sido de los primeros en comprar las dos veces que se han sacado a la venta acciones, porque quiero al equipo de mi ciudad. Soy el socio número 72. No soy de ningún otro equipo, y seré socio del Castellón si Dios quiere hasta que esté en este valle de lágrimas. La pena es que nunca había visto al Castelló en cuarta división como ahora. Y al menos confío en que algún día todavía podré volver a verlo jugar en primera.