Más de 2.000 personas se congregaron anoche en la plaza de la Constitución para disfrutar de una nueva edición de la cena de Pa i Porta. La cita era uno de los platos fuertes de las fiestas en honor a Sant Bartomeu por ser uno de los más participativos.

Benicarló despertó ayer en su segundo día de fiestas con actividades principalmente deportivas, después de una noche y madrugada marcada por la proclamación de la reina de las fiestas, Rebeca Besalduch y de sus damas de la corte de honor.

Ya por la tarde llegaban las actividades más participativas, era el caso de los juegos tradicionales para niños en la plaza de Sant Bartomeu, o del trueque de juegos por alimentos en la plaza Mercat Vell.

La Peña el Masclet fue la encargada de inaugurar las degustaciones con la «melonà» en la plaza del Emperador Carlos I, donde centenares de viandantes quisieron deleitarse el paladar con una de las frutas del verano.

Los gigantes de la ciudad, Tolo y Mar recorrieron el centro de Benicarló llevados por la Colla de Gegants y Cabuts y haciendo las delicias de los más pequeños, mientras que los aficionados a los bonsáis tuvieron la oportunidad de disfrutar con la inauguración de la XXIV exposición de bonsáis en el colegio Marqués de Benicarló.

Sin embargo, el plato fuerte de la jornada se localizaba en la noche en la plaza de la Constitución con la celebración un año más del tradicional «pa i porta». Asociaciones, grupos de amigos, vecinos o familias con sus miembros de todas las edades... nadie quiso perderse ayer una nueva oportunidad de cenar bajo las estrellas en el centro neurálgico de la ciudad. La comisión de Fiestas dispuso las mesas y las sillas necesarias para el público, mientras que la música corrió a cargo de la orquesta Mundo. La cena de «pa i porta» cerraba ayer la noche dando paso a las actividades de madrugada de las peñas con todo tipo de concursos y fiestas de disfraces.

Mesódromo

Los que ayer ya respiraban más aliviados fueron los restauradores participantes en el mesódromo, que desde buena mañana pudieron comprobar cómo se habilitaban rafias para la sombra y otras demandas. Precisamente el recinto se lleno hacia mediodía con locales y visitantes ávidos de probar todo tipo de tapas y bebidas por solo 3 euros. Normalidad absoluta después de un inicio tardío y accidentado por la falta de la infraestructura necesaria.