Rafael Montero asistió ayer como secretario general a la junta extraordinaria de la CEC. Montero, al que se le considera el verdadero muñidor de la presidencia de José Roca, liga su futuro al nuevo presidente y continuará en el cargo con la gestora.

Fuentes de la patronal dan por segura su salida cuando se designe otro presidente y piensan que Montero pretende forzar su despido para cobrar una indemnización. Señalan que tras la reforma laboral recibiría sólo 20 días por dos años de trabajo al tener pérdidas la CEC, es decir, 100.000 euros. En la reunión de ayer, empresarios presentes indicaron que el secretario general se dedicó a «marear la perdiz».

Por otra parte, la patronal apostó por mantener la autonomía de la organización pero con un modelo más «empresarial y realista», con menos estructura burocrática y potenciando la entrada de nuevas empresas. La disolución de la CEC y el nacimiento de otra entidad no se descarta si se declara el concurso de acreedores, pero la junta abogó por preservar la actual CEC ya que cree que otra asociación tendría un difícil encaje legal ya que formarían los mismos socios que la actual.