La Generalitat Valenciana ha anunciado que en 2018 ampliará las plazas de los centros de emancipación en Castelló. Se trata de establecimientos en los que se sigue dando apoyo y protección a los menores que han estado bajo la tutela de la administración y que, tras cumplir con la mayoría de edad, todavía no cuentan con los recursos necesarios para independizarse. El jefe del servicio de Menores de la dirección territorial de Castelló de la conselleria de Igualtat y Polítiques Inclusives, Luis Gómez, valora la iniciativa y resalta la importancia del cambio de paradigma de la protección a la infancia.

¿Qué evolución ha habido en la protección a los menores en Castelló?

Hay que destacar dos hechos muy importantes. Uno es la ampliación de la protección de los menores que han estado bajo la tutela de la administración y que, a

Actualmente, los niños están mayoritariamente en familias pero, ¿ha sido siempre así?

No. Todos los trabajadores del ámbito de menores tenemos claro que cuando a un niño se le separa de su casa está mejor con una familia que en un centro. Es un criterio técnico que lo teníamos todos asumido y nuestra voluntad era crecer en ese sentido. Además, el cambio legal que establece que los menores de tres años no estén en centros ha hecho que la administración tuviera que hacer un esfuerzo para conseguir familias acogedoras. Porque centros se pueden construir pero que haya familias, es una cuestión de concienciación social. En ello ha ayudado las campañas de concienciación y el incremento de las ayudas a estas familias. En tres años hemos pasado de pagar 9 euros por menor y día a 14 euros, sea el tipo de familia que sea, y se reconocen pluses por ser monoparental y discapacidad.

¿Qué aporta una familia que no da un centro de acogida?

Experiencias de vida. Lo que tenemos claro es que en un centro se puede trabajar con un niño, y no está mal. Pero un niño, sobre todo cuando son pequeños, lo que necesitan son experiencias de vida lo más normalizadas posible. Y eso se lo da, precisamente, el contacto con familias viviendo en una normalidad familiar. Esta comprobado que las experiencias normalizadas de vida, es algo que le aporta mucho más a cualquier niño que no puede estar en su casa.

¿Cuál es el perfil del menor acogido?

Ha cambiado mucho el perfil de la protección. Cuando yo empecé a trabajar hace 28 años el perfil era de niños más pequeños que estaban en situación de negligencia, niños que necesitaban más cuidados. Ahora el perfil más numeroso son adolescentes, más mayores, con problemáticas personales, con familias que no tienen capacidad para atender a sus hijos porque tienen conflictos muy graves.

¿Y el perfil de la familia acogedora?

También ha cambiado. Hace 15 años las familias acogedoras nos decían que no querían saber nada de la familia biológica, mientras que ahora se les forma para que sepan que el hecho de que el niño viva con ellos, que no sea un obstáculo para que se relacione con su familia biológica. Lo mejor para estos niños sería tener dos familias, una biológica y otra de apoyo para que pueda volver cuanto antes a casa.

¿Cuáles son las principales causas de desamparo?

En pequeños, negligencias. En niños muy pequeños son cuestiones básicas. Hemos tenido casos en los que en el mismo nacimiento el hospital nos informa que la madre no ha tenido un embarazo controlado, ha consumido y el niño ha nacido con síndrome de abstinencia. También casos referidos a cuidados básicos como alimentación e higiene, no hacer el seguimiento médico adecuado y, en algún caso muy excepcional, hemos tenido algún caso de maltrato, como el síndrome del zarandeo. En más mayores, son niños que de pequeños esa falta de cuidados no eran tan grave pero han crecido sin supervisión.