Llegó al ayuntamiento en 1983, por lo que era su máximo representante cuando el 7 de octubre de 1987 la Generalitat aprobó que Domeño se segregara de Llíria, el día que recuerda como el más feliz en su carrera política. Este alcalde socialista, que dejará de serlo cuando a final de mes se elija al nuevo representante municipal, apuesta por tratar a los vecinos de forma «sencilla y dialogante».

¿Cómo ha conseguido estar 27 años de alcalde?

Cuando vuelvo la vista atrás y pienso hace 27 años, me pregunto cómo es posible.

Siete mayorías absolutas a sus espaldas, ¿cuál es la receta para aguantar en el poder?

En alguna ocasión, a algún concejal he tenido, no llamar la atención, pero sí recomendarle que su comportamiento con la persona a quien recibe tiene que ser más sencillo, más dialogante, más saber demostrarle porque sí o porque no. Las decisiones drásticas en política se pagan caras. No te lo pagan en un momento, pero lo guardan en la memoria.

¿Esa es la clave?

Sí, y hacer cosas por el pueblo.

¿Por qué ha decidido abandonar el cargo?

En febrero ya voy a hacer 90 años.

¿En qué ha cambiado Domeño desde que usted es alcalde?

Cuando llegamos aquí (el pueblo original de Domeño, en el que se construyó un embalse, está a 27 kilómetros de distancia del actual) no había nada más que una iglesia y 22 casas. Creo que algo se ha hecho. No teníamos nada y ahora lo tenemos todo. Somos 747 vecinos y tenemos hasta un gimnasio municipal, pista de futbito y de tenis... y algo muy importante: no estemos endeudados, algo de lo que no puede presumir ni el Ayuntamiento de Valencia, ni otros muchos ayuntamientos, ni el Gobierno de España, ni el de la comunidad autónoma.

¿Qué es lo mejor que le ha pasado desde que está al frente del ayuntamiento?

El 7 de octubre de 1987, cuando la Generalitat, presidida por Joan Lerma, acordó segregar de Lliria este pequeño término y darnos la autonomía definitiva.

¿Y lo peor?

Algún momento en el que esa situación –la segregación de Lliria-- no estaba clara del todo.

¿Cuáles son las cualidades que debe tener un buen alcalde?

Hay que pensar en el pueblo, no en uno mismo, ni en su familia. Hay que hacer cosas por el pueblo y para el pueblo y en ningún momento ser egoísta, porque si lo eres, el pueblo se da cuenta. El pueblo no es tonto.

En la política actual, en la que frecuentemente se destapan casos de corrupción, ¿considera que se difícil resistir a la tentación estando en el poder?

Sí que es difícil resistirla. Es muy difícil. Aquí no puede haber grandes ofertas, pero en las pequeñas, sí que ha habido alguna que otra insinuación.

Quiere decir que han intentado sobornarle alguna vez…

Claro. Nunca he accedido.

¿Qué le falta a la política actual?

A nivel autonómico, falta pensar un poco más en los pueblos y menos en los grandes eventos y construcciones como las que se han hecho, y que nos ha llevado a una situación como la que tenemos en este momento.