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La pólvora es uno de los elementos fundamentales de las celebraciones festivas en la Comunitat Valenciana y no podía faltar durante la jornada, que se inició y se cerró con festejos pirotecnicos. Todo empezó en la medianoche del jueves con el disparo de los dos castillos del XXX Festival de Pirotecnia de la Diputación y terminó anoche en la plaza del Ayuntamiento con el disparo de una "mascletà" a cargo de Ricasa.

El Festival de Pirotecnia fue presenciado por decenas de miles de personas alrededor del Paseo de la Alameda, que contemplaron uno de los mejores espectáculos disparados en los últimos años. Esa era la opinión del público y de los especialistas en la materia. El italiano Martarello fue el primero en disparar y a fe que consiguió que el público estuviera atento con su ritmo, sus potentes truenos y la sincronización, donde se notó el uso del sistema pirodigital. El valenciano Crespo, de PiroValenciana, logró uno de sus mayores éxitos aunque se notó que no utiliza con frecuencia los sistemas modernos. Se ha ganado estar en Fallas de nuevo.

Y tras la pólvora llegaron los homenajes al poeta Al-Russafí y a Jaime I en Russafa de la mano de la Agrupación de Fallas de Russafa, que hoy volverá a escenificar el 9 d' Octubre y hará cabalgata por el barrio a partir de las 19 horas. Y otra falla, la de Bolsería-Tros Alt junto con la firma Casiopea, monta el mercado medieval en la plaza del Tossasl y calles adyacentes sumergiendo a sus visitantes en la época de Jaume I.

La Entrada Mora y Cristiana en el centro de la ciudad y las actividades lúdicas en el Jardín del Turia de la mano de la Generalitat fueron las protagonistas en la tarde de ayer en las calles de Valencia.

Las "filaes" de las comparsas moras y cristianas tomaron las calles del centro de la ciudad desde las 17 horas hasta pasadas las 21 horas. Fueron más de 1.500 personas entre los componentes de las comparsas y de las bandas de música, que llevaron las partituras festeras al cielo de la ciudad. Los momentos más destacados fueron la aparición de los boatos cristiano y moro de la mano de sus capitanes, Pere Borrego y Julio Tormo. Junto al Palau de la Música, miles de personas disfrutaron hasta la noche de actividades.