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Durante siglos, la mala conciencia se ha limpiado con sufrimiento. Ese dolor autoinflingido redime los pecados y el penitente, casi siempre alguien arrepentido de algunos de sus actos, hace propósito de no volver a desviarse del camino. De los duros años del cilicio se ha pasado en la actualidad a las fatigosas etapas del camino de Santiago. Eso debió pensar el anunciado ex secretario general de PP valenciano, Ricardo Costa, quien nada más ser "sacrificado" por sus presuntas implicaciones en la trama Gürtel decidió batirse el cobre con las rutas más duras del camino del apóstol.

Ayer, tras anunciarlo a bombo y platillo en la tensa jornada del 9 d'Octubre, partió en bicicleta desde Astorga, municipio leonés parada obligada del "camino francés". Según testigos que vieron al político valenciano por la zona, iba acompañado por una comitiva de seis hombres. Su novia, la concejal de Alicante y Bellea del Foc de año 2005, Laura Chorro, se debió quedar en casa en estos momentos tan delicados.

Tras unos 20 kilómetros de ligera subida alcanzó el pequeño pueblo de Rabanal del Camino, punto perfecto para un descanso. Allí, según explicaron testigos del histórico hostal El Refugio, Costa disfrutó del plato típico por excelencia en la zona, el cocido con garbanzos.

Tras la copiosa comida, la comitiva salió dirección a Ponferrada, esta vez sí apretando los dientes. Los ciclistas tuvieron que superar el duro ascenso a la Cruz de Hierro, de más de 1.400 metros de altura. Allí, como manda la tradición, debieron dejar una ofrenda, casi siempre, una prenda de ropa.

Hoy les espera la etapa más dura de las tres que podrán realizar, ya que, como bien se encargó de recordar el PPCV ayer, Costa deberá estar en Valencia el martes para asistir al Comité Ejecutivo Regional, su funeral político. La comitiva de siete ciclistas deberá subir esta mañana el temido alto de O Cebreiro. Sus casi 1.300 metros de altura, con sus kilométricas rampas, son conocidas por los peregrinos por su extrema dureza. Otra jornada de sufrimiento.

Lo normal, y si todo va bien, es que la comitiva alcance esta tarde la localidad de Sarria para el lunes por la mañana partir hacia Palas de Rei, 46 kilómetros más. Esta vez sí, de riguroso terreno llano. Tres días en los que recorrerán más de 150 kilómetros y que servirá para cambiar dolor por perdón.