Las mujeres constituyen más del 50% de la población. Realizan el 75% de las horas trabajadas en la Tierra. Cobran el 25% de los sueldos que se pagan en el mundo. Pero sólo poseen el 1% de la propiedad mundial. ¿Hasta cuándo tiene que durar esa desproporción? Los datos son de la ONU. La pregunta la hizo anoche el Moviment Feminista de València en la manifestación del Dia Internacional de la Mujer que recorrió las calles del cap i casal bajo el lema: "También en crisis las mujeres sostenemos el mundo". Tras dos ediciones con el aborto y la violencia machista como tema central, los manifestantes de ayer -1.500 según la policía local, 8.000 según los organizadores- eligieron otra cuestión sobre la que llamar la atención: la repercusión de la crisis sobre la mujer.

El manifiesto final lanzó dos grandes advertencias al respecto: "Las mujeres son mayoría en los trabajos sin contrato y estos no aparecen en los indicadores de la crisis. También aquí son invisibles". Eso por un lado. Por el otro, resaltaron, "a menos ingresos, más trabajo doméstico, invisible y no remunerado". Y esa triste ecuación la están pagando las mujeres.

Las quejas estuvieron acompañadas de reivindicaciones. Por ejemplo, la de Cándida Barroso, secretaria de la Mujer de CCOO-PV. La dirigente sindicalista reclamó al Consell que busque "yacimientos de empleo" destinados a favorecer la ocupación femenina como la creación de "una red de escuelas públicas de educación infantil" y de "centros para la atención a la dependencia". Además del trabajo, serviría para estimular la conciliación laboral y familiar de miles de mujeres, señaló.

Desde UGT, la secretaria de la Mujer Petra Araque destacó la necesidad de alcanzar la igualdad salarial, aunque más que enumerar lacras discriminatorias prefirió lanzar un mensaje a las administraciones: "Que tomen conciencia de la situación porque las medidas las tienen ellos". Las tienen las administraciones, pero también las empresas. Encarna Monedero, de la Asociación Profesional de Agentes de Igualdad de Oportunidades, reclamó "planes de igualdad a las empresas privadas" para alcanzar la equidad en el mundo laboral privado.

Libertad sexual y violencia machista

La cara femenina de la crisis y las desigualdades laborales centraron el clamor popular anoche. Pero también hubo espacio para otras reivindicaciones. "Sóc lesbiana perquè em dóna la gana", coreaban un grupo de mujeres. Cerca de ellas, unas transexuales portaban un mensaje claro y simple en su pancarta: "NosoTRANS decidimos". El Grup de Gèneres denunciaba que "el 70% de la población que vive en la pobreza son mujeres". Al lado de ellas se manifestaba un pequeño conjunto de inmigrantes en recuerdo a otra cara de la discriminación femenina: las refugiadas por razón de sexo. Entre ellas va Susana. Es guineana, tiene 28 años y opina que la "peor" lacra que sufren las mujeres es "el maltrato" físico. Ella lo sufrió durante años, pero ya ha dejado a su pareja. Ahora se siente libre. Salta y toca un silbato siguiendo los tambores de la batucada. Ahora bien: Susana no da su apellido y el temor se refleja en sus ojos. Todavía queda por hacer.

Alborch: "No podemos ser las más perjudicadas"

A la representación cívica y social que nutrió la manifestación de anoche se le unió la presencia de dirigentes y grupos políticos. Destacó la senadora socialista y concejal en Valencia Carmen Alborch, que destacó que, a raíz de la crisis, "no se pueden acentuar las brechas salariales y que las mujeres no podemos ser, una vez más, las más perjudicadas". Por su parte, la coordinadora de EUPV, Marga Sanz, declaró que le inquietan "los efectos que tiene sobre la mujer la crisis económica" y consideró que esta coyuntura está propiciando que la mujer "vuelva a casa".