En el entorno de Rajoy están intentando por todos lo medios dividir el poder de los barones regionales valencianos del PP. Génova entiende que su protagonismo ha alcanzado cotas sobredimensionadas a consecuencia de la crisis provocada por el caso Gürtel y la debilidad del presidente Camps. Y en el entorno de Mariano Rajoy no está dispuesto a tolerarlo.

Su posición colegiada en esta crisis, tomando en la práctica las riendas del PP valenciano, que cristalizó en varias reuniones a las que no asistió Camps, alertó a la dirección nacional del PP más próxima a Rajoy. El líder del PP conversó con un destacado diputado nacional sobre esta circunstancia. Éste le advirtió de las maniobras de los barones regionales y del problema que supondría "una autoridad horizontal" frente al poder emanado de Génova y de la dirección regional del PP valenciano.

La estrategia del PP nacional, a partir de entonces y hasta hoy, ha sido tratar de centrifugar la preponderancia de los barones, que discutían abiertamente el posible relevo de Camps. La desconfianza de Rajoy de que se pudiera formar un poder "en la sombra" entre los líderes regionales -Alfonso Rus, Joaquín Ripoll y Carlos Fabra- ante las flaquezas de Camps ha llevado a levantar la estrategia de la división entre ellos.

No sólo el marcaje a Ripoll, al que se le han dado varios toques de de atención ante la espiral de sus réplicas a Camps. También a Alfons Rus se le ha hecho saber quién manda. La interlocución se efectúa de forma individual.

Establecer puentes

A Carlos Fabra, convaleciente, también se le ha transmitido la preocupación en Madrid estos días. Y no sólo se le ha conminado a establecer puentes entre los barones sino también a atenuar las prerrogativas que se habían otorgado Ripoll y Rus incluso a espaldas del presidente del PP valenciano. A Fabra se le ha confiado esa labor porque el entorno de Rajoy considera que la dirección provincial de Alicante ha ido mucho más allá de lo debido y que Rus todavía no ofrece garantías sólidas.