?Para el primer edil de Silla, los problemas de algunos alcaldes evocan al cuenta de la cigarra y la hormiga. "Sabíamos que íbamos a tener un merma de ingresos y desde febrero estamos recortando el presupuesto", subraya Baixauli, quien no obstante confiesa que lo que no esperaban era la reducción de los fondos del Estado en la financiación de los gastos corrientes, tras el espaldarazo a la inversión que ha supuesto el Plan E. "Este recorte nos ha dejado a todos tocados en la tesorería", señala, para hacer una predicción: "Cuando acabe el año nos vamos a encontrar con que la mayoría de los ayuntamientos acabará con déficit". En su caso, el tijeretazo previo y unos "ingresos extraordinarios que hemos tenido por la subasta del agua" le permitirán, confía, "salir un poco mejor librados" y, especialmente, "salvar los muebles en las becas de comedor y libros" que concede el ayuntamiento, allí donde la Generalitat no llega.

El polo opuesto a la previsión es el Ayuntamiento de Alboraia, presidido por Manuel Álvaro, diputado provincial de Compras, en el que, confiados en un PAI fracasado finalmente al estallar la burbuja inmobiliaria, echaron la casa por la ventana.