El baño de multitudes empezó con un jarro de agua fría. Unas 150 personas de cuatro manifestaciones distintas recibieron al presidente y su equipo con el grito de «corruptos». Camps llegó al restaurante de Teulada casi de incógnito, avisado de que los manifestantes —bomberos, plataforma En Moviment, Maulets y trabajadores de la cafetería de la estación de autobuses de Alicante— le esperaban frente al local. Cambió el coche ficial por un furgón con cristales ahumados en el que llegó con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

El presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, llego un poco antes y a pie. Los bomberos corearon: «Ripoll tu cena la pagan los bomberos». «Más bomberos, menos asesores» fue otra de las consignas. Mientras, el portavoz de En Moviment agradecía con sorna a Camps que la Comunitat Valenciana es «líder en listas de espera en sanidad, barracones, corrupción o desinformación».

Ya en el restaurante de Teulada los militantes del PP intentaron contrarrestar las manifestaciones. «President, president», gritaron cuando Camps se apeó de la furgoneta. Más de 2.000 militantes le esperaban en una noche de bochorno y muchos abrazos. El presidente recorrió las mesas y fue saludando a los distintos cargos de su partido. A su lado, para atajar cualquier atisbo de discrepancia, José Joaquín Ripoll. La reconciliación o, al menos, la tregua del campsismo y el ripollismo es un hecho. La presencia del secretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, en esta cena fue el espaldarazo —tibio espaldarazo— del la dirección nacional del PP a Camps. El PP valenciano, de nuevo, hizo pleno en este acto de inicio del curso político. Asistieron todos los consellers y alcaldes de Valencia, Alicante y Castelló, así como el diputado Federico Trillo . Abrió los discursos el actual alcalde de Teulada, Antoni Joan Bertomeu. Luego le tocó el turno a Ripoll. A continuación, González Pons, quien sufrió la eventualidad de que durante unos segundos se fue la luz.«El efecto Zapatero, perdón invernadero», improvisó el secretario de Comunicación del PP, quien arrancó los primeros aplausos de los militantes.