La crisis inmobiliaria y la drástica reducción de la inversión pública ha hecho que las grandes constructoras busquen su oportunidad de negocio en los continentes vecinos, en países como Argelia, Panamá, Guinea o Qatar. Los proyectos de las mercantiles que hasta hace poco tiempo hacían su fortuna con el negocio inmobiliario en España viajan ahora a otros países carentes de infraestructuras en los que la recesión no parece haber hecho tanta mella. Y con estas constructoras, muchas de ellas de la Comunitat Valenciana, viaja un flujo creciente de trabajadores. Empleados de la construcción que se encuentran en el paro o cargos intermedios de estas empresas que se ven obligados a emigrar para encontrar el trabajo que les falta en España.

"Es un fenómeno muy nuevo, pero que es ya un hecho. Las grandes constructoras están abriendo negocio en países como Marruecos o Túnez. Es una salida en los malos tiempos que estamos viviendo en la provincia", explica Jesualdo Ros, secretario general de los promotores inmobiliarios alicantinos (Provia).

Según los datos que maneja Comisiones Obreras (CC OO), entre 700 y 1.000 trabajadores valencianos se encuentran en estos momentos trabajando en estos países. Entre ellos, "muchos inmigrantes con nacionalidad española que se han quedado sin empleo", explica el responsable de Salud Laboral en la Construcción de CC OO de Alicante, José Hurtado. Sólo en las obras de desarrollo de la red del tranvía en Orán se calcula que participan unos 50 trabajadores de Alicante contratados por una empresa de Madrid encargada de desarrollar estos trabajos.

Trabajadores especializados

Josep Lluís Colomer, secretario general de la rama de la construcción de CCOO-PV (Fecoma), explica que es un fenómeno básicamente alicantino, y que "en Valencia y Castelló no se han detectado salidas importantes". La ampliación del Canal de Panamá o la ejecución de los fondos Feder en Europa del este son algunos de los casos que han hecho posicionarse a las grandes constructoras y que pueden tener impacto en el sector de la Comunitat Valenciana. También las empresas están enviando delegaciones a Inglaterra, dondes se está licitando obra por los Juegos Olímpicos. "Los trabajadores que se están yendo tienen cierta especialización, como montadores de estructuras de hierro, encofradores o soldadores en infraestructuras de gas o petróleo", apunta Colomer.

Otro ejemplo concreto es el de la empresa Ecisa, que da empleo a un millar de personas en el Emirato de Qatar, "aunque la mayoría son trabajadores de Pakistán o Bangladesh. De Alicante sólo han viajado los mandos intermedios".

Estos movimientos han dejado su huella en las cifras de vacunaciones internacionales, que han aumentado un 7% en el último año. En el Centro de Vacunación Internacional, ubicado en la ciudad de Alicante y dependiente de los ministerios de Presidencia y Sanidad. Desde enero y hasta el pasado 11 de agosto se han administrado un total de 5.282 vacunas, frente a las 4.932 del mismo periodo del año anterior. Un incremento "que obedece sobre todo a personas que se marchan a trabajar al extranjero, sobre a Guinea Ecuatorial o Nigeria". censo de 147 vacunas administradas en el centro alicantino. Hepatitis A y fiebre amarilla son las vacunas que mayoritariamente se administraron el año pasado.

Buenos contratos pero poca seguridad laboral

Las condiciones que en ocasiones encuentran los trabajadores que salen al extranjero distan mucho de ser las más recomendables. Isaac, por ejemplo, se fue a trabajar en las obras del tranvía de Orán (Argelia) con una oferta de contrato indefinido y 2.700 euros. La realidad fue otra: 260 horas de trabajo al mes (seis días a la semana), con una categoría laboral inferior a la pactada y menor salario. Todo unido a "unas medidas de seguridad laboral casi inexistentes". Aguantó 20 días. Desde CC OO señalan que han tenido constancia de que en estos países ha habido "irregularidades" en las contrataciones y advierten de que "son perfectamente denunciables".