Los piques entre motoristas por la carretera de Llíria a Alcublas, desvelados ayer por este periódico, no sólo han conllevado el aumento de accidentes de tráfico. Las peligrosas carreras ilegales por este tramo de la CV-245 que atraviesa la Serra Calderona también están disuadiendo a algunos conductores mayores de ir en coche a Alcublas para pasar el fin de semana. Tienen "miedo" de verse involucrados en un accidente, según le han comunicado algunas familias al alcalde de la población, Manuel Civera, y prefieren no exponerse a ese peligro.

No se trata de un puñado de familias. Aunque Alcublas tiene censados 850 habitantes, hay alrededor de 700 personas más con casa propia en este pueblo de la Serranía.

El peligro por las carreras ilegales de motos ha tenido otro efecto, especialmente visible en estas fechas en las que se intensifica la temporada agraria con la algarroba y la almendra. La circulación suicida de algunas motocicletas pone en apuros a los vehículos agrícolas que se desplazan hasta los campos y huertos del término municipal. Hasta tal punto es así que muchos agricultores, revela el alcalde, "se ven obligados a tomar rutas alternativas con su tractor para no cruzarse con las motos por la carretera".

De hecho, algunos tractoristas bajan a Casinos o se desplazan a Llíria siguiendo los caminos secundarios de algunas bodegas. "Eso les obliga a invertir más tiempo en su trabajo y transitar por caminos en malas condiciones", subraya el primer edil de la localidad.

Alcublas es la localidad del Parc Natural de la Serra Calderona más afectada por los piques de motoristas, que eligen la CV-245 por su escaso tráfico, el atractivo de sus curvas cerradas y su frondoso paisaje. Pero el problema, aunque se ha acentuado, viene de lejos. En el otoño de 2008, el ayuntamiento contabilizó el paso de más de 200 motocicletas por la localidad durante la mañana de un sábado.

En aquel mismo año, el pleno municipal solicitó a la Guardia Civil y a la Delegación de Gobierno que intensificara las labores de vigilancia para mitigar el peligro de la vía y ahorrar las molestias sonoras y de tráfico a los vecinos. Sin embargo, no se ha producido ningún cambio vial de calado. Sólo un par de campañas puntuales de vigilancia de la Guardia Civil de Tráfico que redujeron temporalmente -sólo temporalmente- la siniestralidad y el peligro.

Piden medidas más profundas

Por ello, el alcalde de Alcublas reclama medidas más profundas. Según él, "la colocación de un radar permanente que controlase la velocidad en la carretera sería, sin duda, la solución". Es decir: que se instalaran varias cabinas en la CV-245 y que el radar estuviera colocado cada vez en una distinta. El límite máximo de velocidad en esta carretera sin arcenes es, en la mayoría de tramos, de 70 kilómetros por hora. No obstante, dice el alcalde, algunas motocicletas llegan a doblar esa velocidad al tiempo que practican maniobras ilegales, como invadir el carril contrario en algunas curvas. Por su parte, la Guardia Civil afirmó ayer que éste "no es un tema preocupante en la demarcación".